(Hablemos de uvas)
“Hay más filosofía y sabiduría en una botella de vino, que en todos los libros.”
Louis Pasteur.
No puedo decir que hemos terminado la vuelta al mundo vinícola pero estoy segura les pude compartir un poco de los vinos más emblemáticos del mundo en las pasadas columnas, con lo que me encantaría dar paso a escribir algunas tantas sobre las diferentes cepas que existen en el increíble arte de hacer vino.
La cantidad de uvas pertenecientes a la variedad vinífera es a tal grado innumerable que dudo mucho alguien las conozca todas y mucho menos pueda presumir de haberlas degustado, sin embargo, existen cepas más famosas que otras, ya sea por su docilidad, por su fuerza, por su capacidad de maduración y envejecimiento o bien por su peculiar sabor.
Debo decir que la idea no surgió sola en mi cabeza y debiéndole el título a un buen amigo empezaremos por hablar de una uva emblemática de España misma que tampoco he elegido al azar. El mundo de la farándula siempre da de que hablar y gracias a la famosa actriz y cantante guanajuatense, Lucia Méndez, quien al confundir la palabra tempranillo nos dejo saber que toma vino muy temprano, lo cual celebro, es que hoy tengo la oportunidad imperdible de compartir las características de esta variedad tan querida por muchos de los viticultores y consumidores del mundo.
Teniendo su origen en el siglo XV y gracias al cruce de las variedades Benedicto y Turruntés, la estrella de las variedades de uva españolas como se le conoce a la Tempranillo, autóctona de la Rioja, es hoy la autora de los vinos más emblemáticos de este país, tales son los grandes riojanos o bien los deliciosos Ribera del Duero por mencionar dos de las 38 denominaciones de origen que utilizan esta uva para su elaboración, siendo en 14 de ellas la protagónica. En la actualidad la podremos encontrar en muchos otros países alrededor del mundo como Francia, Portugal, Australia, Estados Unidos, Argentina y nuestro querido México.
Es importante destacar que dependiendo el clima y la tierra es que esta uva se desarrollará de manera distinta y nos dará resultados muy diversos, sin embargo cuenta con particularidades que siempre estarán presentes.
Centrándonos primero en los aspectos visibles de la vid, nos encontraremos con una uva de piel gruesa y color negro azulado que requiere mucho sol durante el día y temperaturas bajas por las noches, preferentemente altitudes elevadas por ser muy sensible a las plagas y a los climas extremos.
Un claro ejemplo de que los últimos serán los primeros es esta cepa que cuenta con su principal atributo o distintivo en su ciclo vegetativo; donde la brotación es tardía, es decir empieza a salir más tarde que el resto y sin embargo su maduración es temprana (a lo que debe su nombre) por lo que estará lista para ser vendimiada antes que las demás. Podríamos pensar erróneamente por simple lógica que debido a su falta de preparación no nos daría buenos vinos, para nuestra sorpresa la Tempranillo es capaz de lograr caldos de la más alta calidad, acompañando su complejidad aromática con poca acidez y alta graduación alcohólica ¡justo como nos gustan!
Vinos finos, amables a paladar de un color rojo intenso y aromas a frutos rojos maduros, toques herbáceos muy marcados, vainilla y flores son resultado de una cepa que no se caracteriza por tener demasiados taninos, por si esto fuera poco tabaco y chocolate encontrarás si el vino es abarricado.
Importante es saber que puedes encontrarla con otros nombres tales como: tinta del país, Vid de Aranda, Tinta Toro, Valdepeñas, Tinto de Madrid, entre otros menos conocidos, todos estos son sinónimos de Tempranillo.
Los vinos elaborados a partir de esta cepa son grandiosos, si tu como nuestra quería Lucia gustas de tomar un Tempranillo bien tempranillo te recomiendo consumas los jóvenes, pero si eres más de la idea de ingerir bebidas alcohólicas por la tarde, entonces puedes probar los añejados que son fenomenales.
¡Salud!
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