Sobre la puntualidad y el arte

Criterios Jaime A. Romano

Hace unos días viendo historias de una red social, me topé con una invitación abierta a la inauguración de una exposición en el Museo Bello, generalmente estos eventos permiten a los visitantes el visitar la exposición, conocer gente interesada en el tema relativo a la exposición, hacer conexiones, tomar fotografías libremente… Así este “cartel digital” citaba a los asistentes a las 17 horas especificando que dicho evento contaría con las medias de sana distancia y uso de cubrebocas.

El día llegó y puntualmente nos dimos cita en el museo diversos ciudadanos que ansiosamente esperábamos el “corte de listón” de la exposición dedicada a la Virgen de los Dolores y su representación en el arte; unos minutos posteriores a mi llegada comenzó el rumor que la inauguración había sido pospuesta a un horario posterior, nadie decía nada, media hora después se confirmó, la inauguración pasaría a las 18:30hrs, llegó dicha hora, y media hora más, nada.
Varios nos retiramos.

Si, la exposición se inauguró ese día, en un horario que no fue el marcado, pero nuevamente se hizo demostración de la impuntualidad que se tiene en México y cómo ni el mundo del arte está libre de dicho mal (cabe hacer mención que es uno de los museos privados más afamados de la capital Poblana, siempre han cumplido con sus horas y todos sus eventos se llevan a cabo a la hora que citan).

Así en la difícil área designada para exposiciones temporales ubicada en la segunda planta del museo (aparentemente el elevador no sirve y las estrechas escaleras son complicadas para quienes presentan movilidad reducida) se vistió de luto para recibir un selecto grupo de pinturas que ilustran a la Virgen Dolorosa, en la primera ficha de la exposición se establece que quizás esta advocación Mariana fue una de las más representadas durante los siglos XVIII y XIX, en dicha narrativa se establece que en los hogares católicos se fomentó la tradición de elaborar un altar a la virgen de los dolores, el cual debería ser ricamente decorado con los colores propios de la Cuaresma, así como contar con una imagen de la Dolorosa, en lugar principal, por ende dicha representación fue muy popular entre los practicantes.

Foto: Jaime A. Romano

Como podemos observar en la imagen que antecede, la representación de la virgen como Dolorosa y sus siete dagas (representando los dolores de la virgen: 1. La profesía de Simeón en el Templo; 2. La Huida a Egipto; 3. La Pérdida de Jesús en el templo; 4. El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas; 5. La crucifixión; 6. La lanzada y el descenso de la cruz; 7.El entierro de Jesús).

Foto: Jaime A. Romano

La popularidad de esta imagen que pronto se esparció en los hogares Católicos fue muy grande, no solo por su el gran significado que tenía, sino que se convirtió en ícono de la maternidad, símbolo de todas aquellas madres que sufren por sus hijos, razón por la cual fue acogida de sobremanera.

Foto: Jaime A. Romano

Aquí vemos de igual forma como las imágenes de bulto se popularizaron, y aunque ahora es más común ver las elaboradas en yeso, en aquellos siglos su elaboración representaba también la fe de los artesanos plasmadas en las imágenes.

Foto: Jaime A. Romano

De esta manera, con el púrpura de fondo, una gran exposición sobre un tema común se presenta en el museo Bello, en unas salas que ofrecen intimidad al espectador, alejados de la colección permanente del museo, fuera del alcance de la luz natural y del bullicio de la calle, permitiendo la apreciación total y el acercamiento a las obras de afamados maestros de épocas pasadas.