Por: Redacción Criterio Diario / Foto: Twitter: @joseviamonte02
Los problemas en el país caribeño empezaron tras una crisis política en 2015 en la que unas polémicas elecciones, que tuvieron que repetirse, dieron como ganador a Jovenel Moïse. En medio de las protestas, el presidente tuvo que retrasar su toma de protesta hasta 2017.
Tenía que dejar el cargo en 2021 pero lo acusaron de querer reelegirse y de otros escándalos de corrupción. Todo terminó cuando Moïse fue asesinado y desde entonces no hay presidente en Haití y no han tenido elecciones.
Actualmente el poder está en manos del primer ministro Ariel Henry, quien ha estado conectado personalmente con el asesino del presidente, obstruyendo las investigaciones en su contra.
También, en las últimas semanas se han desatado protestas sociales por el aumento del precio de la gasolina, en los precios del gas y el desabasto en la distribución de agua potable. También la inflación, el crimen, la violencia y los secuestros están en el punto más alto en su historia y se ha presentado un brote de cólera que prendió las alertas mundiales.
Las manifestaciones recientes terminaron en tragedia pues las Fuerzas Armadas de Haití fueron ordenadas a disparar, hirieron a personas y mataron a una niña. Conforme crecía la crisis, también crece el descontento social y la respuesta del gobierno.
Citando los aumentos en la violencia, el desabasto de energéticos y acusando que un grupo de bandas criminales habían desestabilizado el suministro de gasolina en Haití, el gobierno del primer ministro Ariel Henry pidió ayuda internacional. El ministro del Exterior dijo que la situación era “catastrófica” en una reunión con la OEA.
El gobierno pidió oficialmente que enviaran fuerzas policiacas internacionales para controlar la crisis. El secretario general, Antonio Guterres apoyó la idea de una intervención militar.
“Creo que tenemos que reforzar la policía de Haití con entrenamiento y equipo, pero en las circunstancias actuales necesitamos acción armada para establecer un corredor humanitario”.
Algunos grupos de derechos humanos en Haití han protestado contra la petición ya que piden que los asuntos se resuelvan en su propia isla, sin la necesidad de armas extranjeras, ni intervenciones militares. Una de las razones es que hace menos de un siglo Haití seguía ocupada por fuerzas internacionales.
“Necesitamos ayuda para desarrollar nuestro país, pero no necesitamos más botas”, decía una organización de derechos civiles a la AFP. Argumentaron también que la comunidad internacional estaba “interfiriendo” y que el gobierno del actual primer ministro que no ha hecho elecciones “no tiene la legitimidad para pedir asistencia militar”.
La misión militar internacional comenzó a discutirse en el Consejo de Seguridad de la ONU y algunos de los principales involucrados son México y Estados Unidos. Los norteamericanos anunciaron el plan para ayudar a la policía de Haití, mientras que México admitió que nuestro país ayuda a la policía haitiana y algunos elementos habían venido a entrenarse con la Guardia Nacional.
