Como hemos hablado ya en este espacio, las dictaduras y las personas que detentan el poder han sido impulsoras de obras de arte extraordinarias, a veces para legitimar o incrementar su poder, a veces para luchar contra ellos o a veces por lo fascinante que resulta entrar en la mente de las personas que han detentado tanto poder en la historia, pero muchos de los intentos resultan incluso fantasiosos o fuera de lugar. Sin embargo, hoy hablaremos de alguien que logró crear una imagen aceptada como real y desde luego de temer de uno de los dictadores latinoamericanos más autoritarios y crueles del mundo.
Mario Vargas Llosa publicó en el 2000 La Fiesta del Chivo, una de sus obras más famosas que retrata desde dos puntos de vista separados por una generación el gobierno y la vida de Leonidas Trujillo, el Chivo y el protagonista e impulsor de la Era de Trujillo en República Dominicana entre 1930 y 1961. Desde luego es la historia de un dictador de ultra derecha que combatió a los comunistas.
La Fiesta del Chivo narra a través de sus más de 500 páginas y 24 capítulos, la historia del dictador dominicano, sus asesinatos, los encarcelamientos a todos los opositores, las desapariciones, las torturas, las cárceles clandestinas, el espionaje y control absoluto sobre todos los aspectos públicos y privados de las personas en República Dominicana en los 30 años que duró La Era.
Pero también narra cómo Trujillo violaba a las esposas de sus colaboradores y de toda la burocracia de su gobierno sin que existiera la más mínima posibilidad de queja asegurándose de que todo el mundo se enterara, definía los matrimonios, quienes se podían titular o qué cosas debía estudiar.
Por otra parte narra el orden que se sentía en el país y cómo la inseguridad había casi desaparecido, así como la estabilidad económica y como el nivel de vida de la población empezó a crecer bajo el gobierno de Trujillo, escribe Vargas Llosa que los dominicanos “Habían olvidado los abusos, los asesinatos, la corrupción, el espionaje, el aislamiento, el miedo: el horror se había convertido en mito. Todo el mundo tenía trabajo y no había tanto crimen”
Vargas Llosa declaró que en La Fiesta del Chivo había más ficción que verdad, sin embargo se trata de una verdad que nace de la propia obra a la que se suman los recuerdos dolorosos de los gobiernos y los regímenes que nunca queremos repetir, finalmente todas las novelas sobre tiranos nos ayudan a entender la esencia de las dictaduras y los porqués, a veces tan complicados para los historiadores.