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Guerra contra las drogas: Nixon contra los negros, hippies y otras minorías

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La guerra de Vietnam que se dio entre 1955 y 1975 es uno de los hitos históricos que continúa generando debates sociales, temas de conversación sobre políticas internas y externas, inspiración para guiones cinematográficos y, sobre todo, punto obligado de análisis para abordar el inicio de movimientos contraculturales, hippies y bueno, una transformación social sin presentes en Estados Unidos. Además de indignación, punto de inflexión en la dinámica de las relaciones internacionales y cuestionamientos éticos.

En esta ocasión, y sin profundizar en la guerra en si, hablemos un momento de la histórica política y cultural de EE.UU. que tiene todo lo que una buena historia dramática debe tener: conspiración, dinero, discriminación, persecución, escándalo, renuncias, y hasta perdón; ¿el protagonista?, el entonces presidente Richard Nixon, quien estuvo en ese cargo entre 1969 y hasta 1974, año en el que hace lo que ningún presidente hasta ese momento y después de ello ha hecho: renunciar a la Presidencia de una de las potencias mundiales más poderosas.

Para 1969 los movimientos hippies, sociales, intelectuales y muchas otras minorías culturales, estaban exigiendo al gobierno de Estados Unidos el fin de la guerra en Vietnam, y ante este gran movimiento social, aparece Nixon, un estratega y por supuesto, populista, quien se presentó como el candidato que proponía la retirada de las fuerzas militares norteamericanas en Vietnam como uno de los pilares de su oferta electoral.

Ya como presidente, Nixon se encontró con que cumplir dicha propuesta no era tan sencillo, lo cual llevo a que tuviera que prolongar la “impopular guerra” y con ello, se multiplicaron sus detractores: los jóvenes de los 60, que creaban grupos de contracultura bajo un estilo de vida hippie y pacifista, que además tenía un gran atractivo que los masificó con rapidez por todo EE.UU., practicaban la libertad sexual, el consumo de drogas y desarrollaron una industria musical hasta hoy cautivante.


John Lennon, Yoko Ono y Timothy Leary durante la grabación de “Give peace a chance” en 1969. Leary incluso es mencionado en la letra de la canción, junto con Allen Ginsberg, Bob Dylan, y otros.
Tomado de: http://uapas2.bunam.unam.mx/sociales/movimiento_hippie

En este contexto, con miles de jóvenes consumiendo LSD y heroína en EE.UU., los negros adquiriendo derechos y aboliendo en casi completamente las leyes de segregación racial, y ante la pérdida de tradiciones americanas, se presentó como una gran amenaza que acrecentaba la impopularidad de Nixon, la sublevación de una generación de jóvenes revolucionarios y tumultuosos, ante lo cual, el presidente Nixon y sus asesores, recurrieron a una estrategia de política criminal hasta la fecha insuperable: conseguir que un presupuesto estatal para implementar  su “guerra contra las drogas”, la cual, analizada desde la criminología del siglo XXI, hace parte de las políticas criminales para la seguridad; éstas son aquellas que se imponen justificadas en intereses generales, y suponen la limitación de libertades y derechos particulares.

La guerra contra las drogas, que inició en 1971, le concedió a las autoridades judiciales, administrativas, y principalmente, a las policiales en EEUU, atribuciones excesivas, mediante las cuales, detenían abusivamente a sospechosos de llevar consigo marihuana, ácidos, heroína o cualquier otra droga alucinógena, pudiendo también, entrar por la fuerza a viviendas, detener a ciudadanos por simple sospecha, y hacer toda clase de procedimientos arbitrarios, que arrojaron un incremento de población carcelería muy rápidamente, donde no aleatoriamente su mayoría eran jóvenes negros, y otros más, jóvenes de movimientos pacifistas de la época.

Aun con todo ello, y aunque el crimen sí disminuyó, lo presión por finalizar la guerra en Vietnam no desapareció, y con ello, Nixon en 1973 firmó con Vietnam del Norte los Acuerdos de Paz de París, ordenando la retirada de sus tropas estadounidenses, lo que trajo consigo otro problema social y generacional, los veteranos de la guerra de Vietnam eran en su gran mayoría, adictos a la heroína (historia pendiente que abordaremos en otro momento). Es así como la persecución a grupos sociales de presión fue posible bajo la legitimización de una política de guerra contra las drogas que, aunque se fundamentaba en atacar los problemas de criminalidad y drogas, buscó y logró la estigmatización cultural y principalmente racial, que hasta la época actual perdura en EE.UU y sus países aliados.

No se puede finalizar este relato político – histórico, sin mencionar que Nixon aunque escribió  para la posteridad logros políticos, también será recordado por ser el único presidente de Estados Unidos, que ante verse directamente acusado por labores de espionaje y desprestigio contra sus contendores del partido demócrata, debió renunciar a su cargo, y si bien,  fue “perdonado” por su predecesor Richard Ford, el pueblo americano nunca lo hizo, evidencia de ello fueron las siguientes votaciones, donde Richard Ford pierde contra James Carter.