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El Capitán Alatriste: una historia de convicciones a muerte

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Arturo Pérez Reverte en “Las Aventuras del Capitán Alatriste”, recrea la dinámica española, en la que, el poder y la corona crean valores y códigos éticos en la sociedad y convenientemente, en sus unidades militares y serviles, para asegurar no por la fuerza de las armas ni el miedo punitivo sino por la fuerza de las convicciones en hombres de fe y palabra inamovibles, su protección y la lealtad hacia ellos.

Diego Alatriste es un personaje fascinante, que fue creado por Arturo Pérez Reverte en una colección de 7 novelas que pertenecen a la serie “Las Aventuras del Capitán Alatriste”, en las cuales mediante una lectura ligera y expresiva, lleva al lector a vivir aventuras que protagónicamente abordan los usos y abusos del poder, las guerras, las intrigas políticas e inclusive, temas de arte y literatura que rodearon la inquisición española, en una época en la cual, España era una de las potencias más grandes del mundo.

La historia la narra Íñigo, pupilo de Alatriste, a quien el Capitán cuidaba por habérselo prometido a un camarada muerto en la guerra y quien describe al personaje al inicio de la primera novela como “No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios viejos en las guerras de Flandes”.

A lo largo de la historia, el Capitán interactúa con Francisco de Quevedo, uno de los más grandes poetas del Siglo de Oro español, quien pertenecía a la nobleza, pero vivía en la pobreza, entre otras cosas por ser crítico de la Corona y estar en permanente conflicto; también tenía un romance con una actriz, con la que no establecía una relación formal porque entonces las actrices eran, además, sexoservidoras, y Alatriste mataría a todo aquel que la tocara.

También, narra los favores y los laberintos de la inquisición española a los que Alatriste tuvo que enfrentar para pedir la liberación de Íñigo quien fue aprehendido por la “santa” inquisición y quien no podía ser torturado porque la norma inquisitoria prohibía torturar a menores de 14 años; aun con ello, Íñigo fue condenado a servir en galeras, es decir a ser remero en un barco de guerra español.

La historia cuenta también la vida de Alatriste como soldado de los tercios españoles, quienes dominaron los campos de batalla durante más de un siglo y cuyos miembros eran orgullosos de pelear por España, valientes, vivían en pobreza, pero con un orgullo enorme, seguían códigos estrictos y nunca se rendían sin importar los riesgos que implicaba ir a la guerra. Así pues, para Alatriste, los códigos de honor eran importantísimos, sobre todo el cumplir la palabra hasta las últimas consecuencias, de hecho, la historia de Diego Alatriste termina cuando, ya al mando de su regimiento en uno de los tercios en contra del ejército francés, le pide rendirse y él responde: “este es un tercio español” y después muere peleando.

Detrás de esta historia de honor y valentía, están las decisiones imperialistas llenas de interés y ambición de la monarquía y la iglesia, a quien poco le importaba la vida de los soldados y de los españoles, pero a quienes les vendían una idea falsa del deber ser, y que hacer las cosas en nombre de dios o que morir por el rey era un tema que daba honor y gloria.