Cotizado cerebro de psicópata: Garavito, el violador y asesino de 200 niños

Articulos Criterios

Hay gente que, por morbo, ciencia o por ambas, están interesadas en comprar el cerebro del recientemente fallecido, Luis Alfredo Garavito, con el propósito de entender lo qué “La Bestia” o el “Mounstro de Génova” tenía en la mente cuando  secuestró, abusó sexualmente y asesinó a más de 200 niños en Colombia, Venezuela y Ecuador.

Garavito nació en el Quindío en 1957, fue el mayor de 7 hermanos. Creció en un ambiente conflictivo con padres a los que él mismo describió como abusivos, borrachos y violentos. El joven fue abusado sexualmente por primera vez a los 13 años y posteriormente fue víctima de múltiples abusos por diferentes personas.  Conforme fue creciendo, debido a constantes conflictos con sus compañeros de trabajo y adicción al alcohol, mantuvo inestabilidad no sólo en su vida laboral si no también en todos los aspectos de su vida, mismos factores que  influyeron en sus crímenes posteriores.

La Bestia acudía constantemente a la iglesia y expresaba remordimientos, sin embargo sus crímenes no cesaban. Secuestró, violó y asesinó cuando menos a 200 niños, por lo que fue condenado a 1853 años de cárcel, aunque la legislación colombiana le permitió disminuir su sentencia a un máximo de 40 años, hecho que generó polémicas y debates acerca de sentencias más duras como la cadena perpetua. Garavito aceptó únicamente la responsabilidad de la muerte de 142 niños.

Fue sujeto de múltiples entrevistas y estudios de trastornos mentales. Se sabe que tenía psicosis, paranoia y depresión, lo que atribuye a que durante mucho tiempo negara haber cometido los crímenes de los que se le acusaba de manera casi convincente. Ya en la cárcel se convirtió en un preso articulado, con voz pausada y con una frialdad extrema que le hacían pasar como una persona promedio que cuenta cualquier historia.

La Bestia afirmó recibir órdenes del diablo y asesinar mediante rituales satánicos, sin embargo, expresó no considerarse una persona peligrosa y ser como cualquier otro ser humano que comete fallas, asegurando que dios lo perdonaría por sus crímenes.

Cuando se le preguntó cuál era la razón por la que cometió su primer homicidio en 1992, respondió no recordarlo bien, que estaba borracho y posteriormente simplemente no dejó de hacerlo. Afirmó que nunca planeó nada, solo iba encontrando a sus víctimas y procediendo sin alevosía, como si estuviera en modo automático.

Finalmente Luis Alfredo Garavito luego de fallecer en la prisión hace unos días, su familia está intentando recuperar su cuerpo y se especula que hay personas interesadas en comprar su cerebro como un trofeo o como objeto de estudio. El terrible caso de Garavito dejó una mancha indeleble como uno de los asesinos más crueles, el mayor infanticida en la historia de la humanidad y sobretodo en la memoria de todas las familias de los niños, además, mostró la importancia de las reformas en los sistemas penales y la justicia para las víctimas.