“Invictus”, un poema que resonó en la mente y el espíritu de Nelson Mandela durante sus años de encarcelamiento, ha trascendido las páginas de la poesía para convertirse en un símbolo de resistencia y fortaleza en los momentos más oscuros. Escrito por William Ernest Henley, este poema victoriano ha inspirado a líderes, activistas y al público por igual, pero su conexión con Mandela le otorga un significado aún más profundo.
Henley lo escribió en 1875, durante una época en la que el autor se encontraba en un hospital mientras luchaba contra la tuberculosis y enfrentaba la amputación de una de sus piernas. La palabra “invicto” plasmó su espíritu y determinación para resistir sobre el poema.
En 1962, Mandela fue arrestado y condenado a cadena perpetua por su participación en actividades en contra del gobierno y la limpieza étnica que este último ejercía en Sudáfrica. Aunque debido a la presión internacional fue liberado se mantuvo 27 años encarcelado en la prisión de Robben Island, un lugar conocido por las difíciles condiciones y la privación de derechos básicos, Nelson Mandela encontró en las palabras de Henley una fuente de inspiración para resistir la opresión y mantener su espíritu. Durante su encarcelamiento, se convirtió en un símbolo de resistencia, y su causa ganó apoyo tanto a nivel nacional como internacional.
La última estrofa del poema, que comienza con las palabras “I am the master of my fate, I am the captain of my soul” (“Soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma”), se convirtió en un mantra personal para Mandela. Estas palabras encapsulan el mensaje de empoderamiento y determinación que lo ayudó a mantener la esperanza de un futuro mejor.
Durante su discurso de liberación, en 1990, Mandela compartió públicamente su aprecio por el poema, cómo le brindó fuerza y consuelo en los momentos más difíciles de su encarcelamiento. La conexión de Mandela con “Invictus” no terminó con su liberación. En 1995, durante la Copa Mundial de Rugby que se celebró en Sudáfrica, Mandela utilizó la oportunidad para unificar a la nación a través del deporte. El poema continuó siendo una fuente de inspiración y se integró en la narrativa de la película “Invictus” (2009), dirigida por Clint Eastwood, que relata la historia de cómo Mandela usó el rugby como un medio para unificar al país.
A lo largo de los años, “Invictus” ha resonado en la cultura popular y ha sido citado en numerosas ocasiones por líderes, deportistas y oradores motivacionales. La resiliencia y la determinación expresadas en sus versos han encontrado eco en la búsqueda universal de superar desafíos y adversidades.
En esta noche que me cubre,
negra como el abismo,
doy gracias a los dioses que puedan existir,
por mi alma inconquistable.
En las circunstancias que me sujetan cruelmente,
no muestro dolor, ni lloro en alto.
golpeado por el destino,
mi cabeza sangra, pero se mantiene erguida.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas,
me esperan los horrores de las sombras,
sin embargo, la sombra mas allá,
me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa lo estrecha que sea la puerta,
no importa el castigo del mas allá,
Soy el dueño de mi destino,
Soy el capitán de mi alma.