La piel de los libros

Angelica Lobato Torres Criterios

Como ustedes bien saben, me gusta averiguar de cosas un tanto cuanto cuestionables, no porque sean ilegales o no aptas para todo el público, sino que pueden ser raras o un tanto cuanto cuestionable, como la cremación alcalina, de la cual puedo hablar demasiado pero no es el lugar. Entre uno de los temas que, recientemente, aparecieron en el extraño algoritmo de mis redes sociales fue el de un libro con portadas de piel humana.

Casualmente, no es la primera vez que este tipo de información llegaba a mis ojitos, hace 2 años me enteré de los libros de portadas de piel humana; lo primero que pensé fue… los nazis, ya que sabemos que, en una actitud interesante pero cuestionable, usaban piel humana para hacer pantallas de lámparas; pero no, no fueron ellos.

La técnica de encuadernación es llamada, en esos círculos, como bibliopedia antropodérmica y la verdad, es que viendo fotos de dichos libros… mehhh, se ven como libros con portadas de cuero de cualquier otro ser. La colección más grande de estos libros está en el Museo Mütt en la librería de historia médica y tiene 5 libros y ni siquiera es que ten todos cubiertos, solo es una parte del lomo.

Los investigadores que se dedican a averiguar si los libros que se dice que tienen cubierta de piel humana indican que la mayoría de los libros tienen un tema en común, la medicina, por lo cual se puede asumir que quienes los hacían eran médicos, que en otras épocas, aprovechaban que estudiaban con cadáveres humanos, porque si gente, para que un médico conozca como se ve el interior de un cuerpo humano, tienen que verlo y diseccionarlo y pues mejor en un muerto a que la primera vez que un cardiólogo ve un corazón sea en un vivo; la mayoría de las veces los muertos eran criminales o pacientes psiquiátricos abandonados por sus familias. Uno de esos médicos fue el medico que descubrió la enfermedad de los cisticercos en carne de puerco.

La Universidad de Harvard dio a conocer, hace unos días que ha retirado la piel humana de la encuadernación de un ejemplar del libro de Arsène Houssaye “Des destinées de l’âme” (Los destinos del alma, de 1880), conservado en una de sus bibliotecas. El primer propietario del volumen, el médico y bibliófilo francés Ludovic Bouland, encuadernó el libro con piel que tomó sin consentimiento del cuerpo de una paciente fallecida en el hospital donde trabajaba.

Una nota manuscrita de Bouland insertada en el volumen afirma que “un libro sobre el alma humana merecía tener una cubierta humana”.

“La Biblioteca de Harvard reconoce los fallos cometidos en el pasado en la gestión del libro, que cosificaron y comprometieron aún más la dignidad del ser humano cuyos restos se utilizaron para su encuadernación. Pedimos disculpas a los perjudicados por estas acciones”.

La retirada de la piel humana de “Des destinées de l’âme” se produce después de que la Biblioteca Houghton revisara la custodia del libro, el informe se centraba predominantemente en los restos humanos de esclavos y nativos americanos conservados en la Universidad. La biblioteca observó varias formas en las que sus prácticas de custodia no cumplieron las normas éticas.

Hasta hace relativamente poco, la biblioteca ponía el libro a disposición de cualquiera que lo solicitara, independientemente del motivo por el que deseara consultarlo. La historia de la biblioteca sugiere que, hace décadas, los estudiantes empleados para hojear las colecciones en los estantes de Houghton fueron objeto de novatadas al pedírseles que sacaran el libro sin que se les avisara de que incluía restos humanos.

Además, en 2014, tras el análisis científico que confirmó que el libro estaba encuadernado con piel humana, la biblioteca publicó en el blog de Houghton artículos “en un tono sensacionalista, morboso y humorístico que suscitó una cobertura mediática internacional similar”, centrándose en la naturaleza mórbida del objeto, en lugar de en la persona cuya piel se utilizó sin consentimiento o en sus implicaciones morales, admite Harvard.

Tras el estudio de la situación, la Biblioteca de Harvard y el Comité de Devoluciones de Colecciones del Museo de Harvard concluyeron que los restos humanos utilizados para encuadernar el libro no deben estar en las colecciones de la Universidad por razones éticas, incluido el origen no consentido de su uso, así como la historia posterior.

El libro, sin la encuadernación, ha sido totalmente digitalizado y las imágenes escaneadas están a disposición del público, incluida la nota manuscrita del doctor Bouland en que se dice que “merecía tener una cubierta humana”. La piel humana utilizada para encuadernar el libro no está disponible, ni en persona ni digitalmente, para ningún investigador, sino que se encuentra en “un almacén seguro en la Biblioteca de Harvard”.

En el Museo Mütt se mantienen los libros, pero se les da el respeto y cuidado necesario, no los tienen expuestos a estudiantes, sino que hay que solicitar verlos y se pueden tocar; cuando se refieren a ellos les dan un nombre; prefieren respetar a las personas y la historia del libro como parte de la historia tanto medica como literaria. El guardarla o darle un “entierro” no cambiara la historia. Yo creo es mejor darles un trato digno y aprender de ellos, como todo en la historia, lo cual, si nos ponemos exigentes, todo es cuestionable con los cambios en la moralidad de la sociedad.