A propósito de los 90 años de nacimiento de Carl Sagan, en esta columna hablaremos un poco de su “conciencia cósmica”, y cómo aún, los legados de la masificación del conocimiento sobre lo planetario y en general, la exploración científica del universo, siguen generando debates y formas de comprender la existencia humana, debates, especulaciones, discursos y pensamientos que llegan al arte y de alguna manera casi directa, son una confrontación al orden mundial establecido, pues afirman que somos un todo y somos un nada, que como raza humana que crea fronteras y guerras por el control territorial, tan solo somos para la inmensidad del universo, un pequeño “punto azul pálido” en el espacio.
Carl Sagan logró gran reconocimiento, no solo por sus libros y por integrar misiones en la NASA, sino también, y de forma principal, por su serie documental de trece episodios “Cosmos: Un viaje personal” (en inglés, Cosmos: A Personal Voyage), la cual continúa siendo mundialmente reconocida e inclusive, se siguen publicando a diario pequeños apartes de sus presentaciones mediante reels cortos en redes sociales, con lo cual, se confirma que su forma pedagógica, humanista y a su vez sensible de divulgar el conocimiento científico desde una perspectiva antropológica, sigue cautivando a las generaciones jóvenes, logrando con ello, marcar un hito en la atención de la sociedad sobre la exploración de la vida fuera del planeta tierra y por contera, de la forma en que vivimos como especie en ella.
Mencioné arriba que esta comprensión del universo ha impacto en el arte, ha sido fuente de inspiración para creación de libros y cuentos espaciales, personajes de la cultura pop, canciones, y en general obras magistrales del séptimo arte, como lo son, la icónica odisea espacial de Stanley Kubrick (que por cierto, aún me sigue sorprendiendo la mente monstruosamente imaginativa de Kubrick evidenciada en esta película) y recientemente, la serie de Netflix “el problema de los tres cuerpos” inspirada en su novela homónima, que a su vez, integra la trilogía titulada “el recuerdo del pasado de la Tierra”, escrita en el año 2006 por el autor Chino, Liu Cixin, pues en esta serie de 8 capítulos, donde los efectos visuales son alucinantes pero también, los discursos éticos y existencialistas, nuevamente rememoran el legado de Carl Sagan, e inclusive, se habla de una sonda espacial, las cuales son muy usadas en temas de exploración, pero recuerdan la participación no solo científica sino “personal” de Sagan en el denominado “disco de oro”, lanzado en 1977 por la NASA al espacio ,en dos sondas espaciales (Voyager 1 y 2), las cuales han enviado a la tierra imágenes de Júpiter y Saturno, y se encuentran explorando el espacio, con el objetivo de que a millones de millas de la tierra, y a miles de años, estos objetos encuentren otro sistema planetario, y que este disco de oro funcione como mensaje, pues en el se incluyeron sonidos e imágenes de la Tierra para poder comunicar quienes somos, hay saludos en 55 idiomas diferentes, la cuenta de SoundCloud de la NASA, sonidos humanos como risas, animales, imágenes que intentan explicar nuestro entendimiento del universo, de la química, la bióloga, los aspectos culturales y logros humanos, se dice que entre la música hay canciones de Chuck Berry, de Mozart, Beethoven, e inclusive de Lorenzo Barcelata (mexicano), en fin, una realidad casi ficticia que aún, a casi 47 años después, sigue pareciendo alucinante y de película.
“Somos como mariposas que vuelan durante un día, pensando que lo harán por siempre”. Carl Sagan (1934 – 1996).
