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El Amor eterno de los mexicanos

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Los mexicanos tenemos una relación especial con nuestra madre. Asociamos a las madres con la bondad, la comprensión, la protección y el amor incondicional; al mismo tiempo, la asociamos con la voz de nuestra consciencia, el regaño que apela a que nos comportemos de acuerdo a la moral y la ética, es decir las madres son quienes nos dicen que nos portemos bien y nos llaman la atención cuando nos portamos mal, las madres son aquellas que nos encausarán por el buen camino y nos cuidarán no importa qué hagamos, alguien que nos protege y a quien tenemos la obligación de proteger al mismo tiempo.

Esto tiene una explicación sociohistórica que, al igual que muchos de nuestros comportamientos se explica a través del sincretismo presente en nuestra cosmovisión de no poder abandonar las raíces que nos dieron las creencias prehispánicas y la religión católica, cuyos principios se adaptaron a lo que éramos los mexicanos durante la colonia.

Para los mexicas, la Coatlicue o Tonantzin, la madre de Huitzilopochtli se embarazó de un modo extraño cuando una pluma cayó en ella mientras barría, y cuando intentó buscar la pluma quedó embarazada, lo que ofendió a sus 400 hijos debido a la deshonra de su embarazo, e intentaron matarla., sin embargo, Huitzilopochtli, quien nació armado, peleó y mató a sus hermanos y hermanas. Coatlicue se consagró, así como madre de los dioses, diosa de la fertilidad que representa la vida y la muerte.

Por otra parte, la virgen de Guadalupe, embarazada por obra y gracias del espíritu santo, quien se presentó en forma de ave, simboliza la parte más bondadosa del catolicismo, quien sufrió y lloró al ver como crucificaban a Jesús al tiempo que su padre permitía su sufrimiento, alguien a quien se le reza para que interceda ante Dios y ante su hijo, por resultar de alguna manera más comprensiva y piadosa. Grandes artistas de diferentes épocas, la pintan como joven, hermosa y abnegada.

En ambos relatos, la madre de un Dios o del hijo de Dios, respectivamente, es alguien que protege y debe ser protegida, dadora de vida y generadora de bondad.

Hoy la figura de las madres ha evolucionado, pero en esencia siguen siendo la misma, se habla, por ejemplo, de madres luchonas que son capaces de darlo todo por sus hijos, las figuras maternales son siempre sacrificadas y bien intencionadas, lo que en buena medida es cierto en cualquier madre de otros países o incluso de otras especies, sin embargo México es uno de los lugares en los que el rol de nuestra madre es fundamental para entender nuestra cosmovisión y buena parte de nuestros comportamientos.

Esto se refleja desde luego en la cultura y en la música, todos recordamos como la madre de Juan Gabriel es su amor eterno, también a Denise Kalafe cantando “A ti que guardaste en tu vientre dolor y cansancio, a ti que peleaste con uñas y dientes, valiente en tu casa y en cualquier lugar” o a Marco Antonio Solís con “Has sido madrecita tu existencia bendita, para el niño que aún soy para ti”, versos que reflejan el significado de nuestras figuras maternas para nosotros.

Las madres siempre han tenido, tienen y tendrán un lugar especial para todas y todos los mexicanos, bien ganado desde luego, pero explicado también desde la mezcla cultural que somos, los factores históricos y sociales que han formado la concepción que tenemos del mundo.