Hay muchas cosas que se pueden decir de Donald Trump, en su mayoría son cosas que se le pueden criticar, pero yo creo es un genio; que sea un genio no quiere decir que sea un buen político y mucho menos una buena persona, la gran mayoría de los genios no son buenas personas, cof cof Elon Musk; pero Donald Trump, con tiempo, trabajo y sobretodo mucha suerte, ha llegado más allá de lo que cualquiera hubiera previsto para él y para bien o, más bien, para mal, ha cambiado al mundo.
Cuando este fin de semana, mientras esperaba felizmente la final de la Copa América, me llega la notificación a mi teléfono de un atentado contra el ex presidente Trump, obviamente lo primero que pensé es que había sido planeado, era demasiado perfecto para su campaña a la presidencia, unos minutos más tarde empieza todo el relajo en el estadio en Miami donde un montón de bestias inmigrantes, legales o ilegales se metieron a la fuerza al estadio… sin querer dándole la razón a un montón de estadounidenses que creen que los inmigrantes que llegan por la frontera sur, son criminales y pues… ¿Cómo les decimos que no?
Cuando empezó la campaña anterior de Trump nadie creía que un megalómano que hacia reality shows iba a ser candidato, pero lo logró por encima de varios dinosaurios republicanos, pero ahora entiendo que era el candidato perfecto para ser el rival del sucesor de Obama. Trump no tenía, ni nunca ha tenido miedo de decir lo que cree y es por eso que muchas personas salieron de la oscuridad que la crítica social les imponía y salieron a las calles a decir lo que pensaban, fuera racista, clasista o controversial y así fue como llegó a la presidencia.
“La Gran Conspiración De Qanon Y Otras Teorías Delirantes De La Era Trump” de Oscar Herradon habla de eso, como es que, gracias a las redes sociales y espionaje contra sus detractores, las ideas de Trump llegaron a muchísima gente, que si bien no las creía, tuvieron dudas, y estas dudas crearon desconfianza en lo que ya existía (¿les suena familiar?).
El personaje principal fue un cibernauta que respondía al nombre en clave de «Q» comenzó a difundir la existencia de una gran conspiración de los demócratas y si algo le gusta a muchísima gentes, son las teorías de conspiración; que si la tierra es plana, que si los reptilianos, que si el 5G y en un golpe de suerte, el COVID. Miles de personas se dieron cuenta que no eran ellos, sino que lo que creían en sus mentecillas locas podía ser posible sino es que real y ahí estaba el presidente Trump para decirles: “Es posible” por lo cual era su líder y cuando les dijo que Joe Biden había robado la elección, no había forma que eso fuera mentira y así la “minoría” encontró su fuerza.
“Fuego Y Furia. En Las Entrañas De La Casa Blanca De Trump” de Michael Wolff es un libro claro, sí, está escrito desde la crítica, de hecho la presidencia trato de que no se publicara, lo cual lo hizo que fuera más popular. “Lo cierto es que, a lo largo de mi vida, mis dos grandes activos han sido la estabilidad mental y ser realmente inteligente. Pasé de ser un empresario muy exitoso a una gran estrella de televisión, y de ahí a presidente de Estados Unidos (al primer intento). Creo que esto se calificaría no como inteligente, sino como genio… y un genio muy estable.” Donald Trump. El autor critica al ahora, nuevamente, candidato, no hacía mucho más que ser la cara que decir, desde su particular punto de vista, por qué se tomaban las decisiones y como sus rivales iban a criticarlas (nuevamente pregunto, ¿les suena familia?).
El atentado lo elevó, al menos para sus simpatizantes, a la altura de Lincoln o JFK, solo que él sobrevivió; como una señal de Dios de que debía sobrevivir para continuar su trabajo y pues, viendo como esta Biden, no veo complicado que gane nuevamente; Trump es un guerrero desde la trinchera, con miles de soldados dispuestos a dar todo por él… y solo tenemos pedir que Dios nos agarre confesados para lo que pasará en los próximos meses.