La película Selma, estrenada en el año 2015, ha tomado por estos días, nuevamente la atención de la audiencia, pues es tendencia en algunas plataformas, y es que el tema siempre está vigente, siempre hay alguno o varios eventos que rememoran las hazañas de los movimientos de hombres y mujeres afroamericanos y otros simpatizantes, liderados en gran proporción, por el doctor Martin Luther King (1929-1968).
Está historia, en términos simples, relata las manifestaciones llevadas a cabo desde el Estado de Alabama, iniciando desde la ciudad de Selma con la finalidad de emprender una marcha pacífica que fuera vista por todo la nación norteamericana, y que tenía como fin, llegar a la ciudad de Montogomery, Alabama, buscando con ello, ejercer la suficiente presión en el entonces presidente de los EE.UU, Lyndon B. Johnson, a fin de que presentará y tramitará ante el congreso, la Ley que aboliera toda limitación y prohibición del derecho al voto de ciudadanos norteamericanos, por cuestión de raza.
La historia es sumamente conmovedora, las fuertes convicciones no solo del Nobel de la Paz, líder y pastor, Martín Luther King, sino de miles de afroamericanos y de otros simpatizantes (tales como religiosos y periodistas), son a la fecha actual una real revolución social, son una afrenta directa a las instituciones vigentes del momento y a las concepciones y percepciones que durante décadas habían primado en las mentes de la sociedad occidental.
Lo ocurrido en Selma, es quizás la representación más fidedigna de un “David contra Goliat” (claro, sin la violencia mortal y divina con la que David ganó contra el gigante Goliat), donde los menos favorecidos tanto física, como económica e históricamente, logran con la fuerza de sus convicciones y a su vez, la fuerza sorpresiva y casi enigmática de la protesta pacífica, doblegar a una mayoría política y fundamentalmente racista de norteamericanos, iniciando por el mismísimo presidente de todo EE.UU.
Es precisamente en este aspecto, donde uno observa la historia como un relato un tanto surreal que inclusive, supera lo que cotidianamente se asume como la realidad de las cosas, o el statu quo de una sociedad, donde esta clase de desafíos y éxitos sociales, logran avivar el entusiasmo por el activismo político y demuestran que, esté tiene un fin loable y con una profunda y directa relación con la calidad de vida e inclusive, con el derecho a la misma vida de los seres que injustamente están desventajas por situaciones ajenas su voluntad y elección, en su mayoría, por nacer, ser o crecer en la parte desfavorecida de este mundo o de una época.
Ver Selma es un llamado nuevamente a creer en las causas, y retomar el activismo y el control político, desafiando inclusive nuestras posiciones en la sociedad, recordando que las dictaduras o los gobiernos, por más fuertes que sean, siempre tienen un inicio y un fin, y que inclusive, el imponte imperio Romano, no logró escapar a está ley de ciclos. Sabedor de esto, en la historia, ¿finalmente tú a que bando pertenecerás?
