Y el premio Nobel 2024 NO es para… Haruki Murakami jejejeje, como cada año el premio no llego a las manos del escritor japonés sino a una escritora surcoreana Han Kang. El comité de los galardones menciono que ella fue su elegida gracias a “su intensa prosa poética que afronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”.
Han Kang, de 53 años, es la primera escritora surcoreana que gana el premio y la decimoctava mujer de los 121 galardonados hasta la fecha. Su novela más conocida, “La vegetariana” que fue publicada en Corea en 2007 y fue la primera que se tradujo al inglés, en 2015.
Ha publicado seis obras en inglés hasta la fecha. “La vegetariana” fue su lanzamiento internacional. Luego vinieron “Actos humanos”, “Blanco”, “Europa” y “La clase de griego”. La obra corta “Convalecencia” se publicó en edición bilingüe en 2013.
Su última novela es “No nos separamos”, sobre una escritora que investiga el levantamiento de Jeju de 1948-49 contra la división de la península coreana por la Guerra Fría y el impacto que tiene en la familia de una amiga; esta historia se publicará en 2025.
“La Vegetariana” es una novela en tres actos que relata la historia de una mujer “completamente trivial” que elige renunciar a la carne, y cómo esto desencadena una espiral de abusos por parte de los miembros de su familia que aunque dicen pensar en su salud, en realidad se oponen a su inconformismo. Al final, considerándose una planta, rechaza cualquier alimento que no sea el agua y los rayos del sol.
Con “La Vegetariana” ganó el premio Man Booker International en 2016, dividido entre Han Kang y su traductora, Deborah Smith, situación llamativa ya que la traducción de Smith causó debates sobre su exactitud ya que parecía más unes un ejercicio imaginativo, no literal, y Han Kang defendió a su traductora.
“La clase de griego” es una historia narrada por una mujer que ha perdido a su madre, a su hijo (bajo la custodia de su padre) y está perdiendo la capacidad de hablar, también nos cuenta de un hombre que está perdiendo su conexión con el lugar y la familia, y su vista. El hombre enseña griego antiguo y la mujer se convierte en su alumna; esta historia explora “el frágil e inestable espacio entre lo que puede expresarse y compartirse, y lo que permanece incomunicable, más allá de la posibilidad de las palabras”, muestra el poder de la búsqueda de la conexión: incluso entre el dolor y la pérdida, o quizá a causa de ellos.
“Blanco” es un libro autobiográfico “deslumbrante, conmovedor y a veces místico”, es un libro de arte, un poema extendido y un libro “gráficamente blanco sobre todas las cosas blancas”.
“En primavera, cuando decidí escribir sobre cosas blancas, lo primero que hice fue hacer una lista: Fajas para bebés, Bata de recién nacido, Sal, Nieve, Hielo, Luna, Arroz, Olas, Yulan, Pájaro blanco, “Riendo blanquecinamente”, Hoja blanca, Perro blanco, Cana, Mortaja…”.
A partir de esta lista de objetos se desarrolla la historia de la pérdida de una hermana recién nacida de la autora, años antes del nacimiento de la autora, y Kuan decide cuestiona a la hermana que nunca conoció. Reconstruir la muerte de su hermana significa empezar a vivir. Las reflexiones resultantes siguen el ritmo de la oración pero profundamente humana. “La única forma de hacer el duelo, y al mismo tiempo seguir viviendo éticamente, es el destello de la memoria, en sus interminables fragmentos”.
“Actos humanos” narra la masacre de Gwangju, ciudad natal de Kang, en mayo de 1980, cuando cientos, quizá miles, de ciudadanos y estudiantes universitarios, que protestaban contra el régimen autoritario del dictador militar “más vilipendiado” de Corea del Sur, Chun Doo-Hwan, fueron asesinados por el ejército.
En medio de estos actos brutales surge lo más valioso: la solidaridad, la dignidad, la fuerza para continuar y, sobre todo, la gran responsabilidad de sobrevivir y recordar.
“Mis novelas exploran el sufrimiento humano”, dijo Han Kang en una ocasión. Cuando escribió sobre la masacre de Gwangju, era “consciente de que los lectores deberían, a su vez, estar preparados (…) para experimentar ellos mismos ese sufrimiento de primera mano”.
En “Blanco”, el silencio se destruye en la escritura, volviéndose demasiado ruidoso para soportarlo. El papel del escritor es seguir creando, recordando, comunicando incluso lo incomunicable, a pesar de todo. Incluso en fragmentos. Incluso en el silencio. Incluso cuando la humanidad parece fallarnos.
Por las críticas y comentarios parece ser que el premio está más que merecido, esa capacidad de causar sensaciones crudas y reales al momento de leer es un don y creo deberíamos de ver que tan humanos somos al poder ser tocados por sus palabras; seguro los libros están inconsegibles o carísimos de Paris… ya veremos.