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“La Adelita”, y el México profundamente machista

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A propósito del 20 de noviembre…

México, un país de héroes y próceres, ha sido históricamente conocido por honrar a célebres figuras masculinas, como el dictador Porfirio Díaz, quien, aunque es considerado el antagonista y vencido en la Revolución Mexicana, sigue siendo objeto de admiración para algunos que aún defienden su gobierno y algunas de sus decisiones. Entre otros nombres importantes se encuentran Pascual Orozco, Francisco “Pancho” Villa y Emiliano Zapata, quienes se destacaron como líderes de tropas irregulares y campesinas; Francisco I. Madero, quien derrotó a Díaz y logró acceder a la presidencia; el general Victoriano Huerta, quien, irónicamente, fue parte del porfiriato y, tras derrotar a Zapata, se convirtió en hombre de confianza de Madero; así como los generales Manuel Mondragón y Bernardo Reyes, quienes, junto con Huerta, llevaron a cabo el golpe de Estado que derrocó a Madero. También se tiene a Venustiano Carranza, quien convocó al Congreso Constituyente y, como muchos otros personajes históricos, aspiró a la presidencia, siendo elegido y posteriormente asesinado en mayo de 1920. Estos por mencionar, son solo algunos de los muchos héroes que, en su mayoría, fueron hombres.

Sin embargo, junto a esta historia dominada por hombres de diferentes bandos, cargos y orígenes, también existieron papeles femeninos relevantes. De hecho, en el seno de la Revolución Mexicana, en medio de las guerrillas campesinas, surgió un grupo de mujeres conocidas como las Adelitas. Este nombre se popularizó gracias a la figura de Adela Velarde Pérez, una enfermera que participó activamente en la Revolución Mexicana, no solo prestando auxilios, o como algunos suelen decir, “siguiendo fielmente a su esposo”, sino también como activista y combatiente. Adela Velarde es una historia de lucha y valentía difícil de creer, ya que, en el México de 1915, un país sumamente inestable, en guerra y profundamente machista, ella, con apenas 15 años, se incorporó a la Asociación Mexicana de la Cruz Blanca y formó parte de un grupo de mujeres que curaban a los hombres heridos en los combates.

Lo sorprendente de su historia es que, siendo hija de una familia adinerada de Ciudad Juárez, Adela podía haber optado por una vida tradicional y cómoda, como muchas otras mujeres de su época. Sin embargo, ella decidió unirse a la Revolución, ejerciendo su vocación con determinación, sin que su labor fuera reconocida en su tiempo. De hecho, después del conflicto, su nombre fue olvidado, y no fue sino hasta 1941 que se reconoció oficialmente su labor como veterana de la Revolución.

Sobre Adela Velarde, se popularizó una canción en su honor, llamada “La Adelita”, que aún hoy se canta en muchos lugares de México y en otros países. La canción, aunque no tiene autoría confirmada, se convirtió en un himno que representó a muchas mujeres que participaron en la Revolución, incluyendo a aquellas que siguieron a Adela. Sin embargo, la imagen que presenta la canción de “La Adelita” dista mucho de la verdadera Adela Velarde, quien como se dijo, era una joven enfermera educada, comprometida con la causa revolucionaria y que sirvió a la revolución con un profundo sentido de vocación, por lo cual, describírsele como:


“Una moza que valiente los seguía, locamente enamorada del sargento, popular entre la tropa era Adelita, la mujer que el sargento idolatraba, que además de ser valiente era bonita (…) y si Adelita se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar (…) y si Adelita quisiera ser mi novia, y si Adelita fuera mi mujer, le compraría un vestido de seda para llevarla a bailar al cuartel.”

No solo distorsiona su vocación altruista y determinación, sino que también reduce a cientos de mujeres que lucharon en las guerrillas campesinas a meras seguidoras de los hombres, sin reconocer su valioso papel en la Revolución. Todas ellas, bajo la etiqueta de “adelitas”, fueron protagonistas silenciadas por una visión reduccionista y machista de la época.