Las adaptaciones nunca son suficiente

Actualidad Angelica Lobato Torres Criterios

Habiendo acabado de ver la primera temporada de la serie de “Como agua para chocolate”, me siento muy contenta de haberla visto; ¿Es una adaptación perfecta? No, ¿La película es mejor? Jamás, ¿Corrompieron la historia? No hay límite para decir cuántas cosas le han inventado, ¿La odio? Extrañamente no.

Como lo dije en mi primera columna, hace ya varias lunas, es imposible que una película o serie logre representar lo que un lector se imagina y menos lo que millones lectores se imaginan, ya que cada quien imaginó algo diferente, pero en el caso de esta nueva serie, no solo tiene que luchar con lo que nos imaginamos, sino con una película que para muchas personas, como para mí, es un clásico de la cinematografía.

Hace un par de días, vi a un crítico decir que todos los cambios que le habían hecho a la historia eran porque la autora era una mujer y por eso se sentían con la libertad de hacer mil barbaridades con la historia y pensé… ¿Qué tiene que ver con que sea mujer? Claramente a esta historia le han hecho miles de cambios, como se los hacen a miles de libros que han sido adaptados y siempre habrá quien se queje e indigne de que corrompieron una historia que cree suya; yo digo que la señora Esquivel está muy tranquila con los cambios con el dinerito que le está llegando décadas después del primer boom de su libro.

Lo mismo está pasando con “Pedro Paramo” de Juan Rulfo, la cual no he visto porque no tolero a cierto actor principal de la historia; pero he leído y escuchado que la película es mehhh, no es horrible, que está bien y ya. Tal vez la diferencia es que esta historia se ha intentado adaptar varias veces antes y que la historia es una, no se presta a sentimentalismos, es un hombre en busca de su padre que llega a un pueblo fantasma, lleno de almas en pena que no pueden trascender; en que no importa si los actores son blancos o morenos, jóvenes o viejos; incluso uno de los personajes más importantes es la representación de Comala, un lugar caluroso, seco, tétrico, un lugar donde sus habitantes están sufriendo y sobrellevando su existencia; y eso es algo que se puede lograr con más facilidad con la tecnología que se tiene disponible.

Otra historia de la cual todo mundo habla maravillas actualmente es “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, libro el cual me niego a leer y por lo tanto ver la serie no me llama en lo absoluto, sin embargo, sé que es la historia más importante de la literatura latinoamericana y que creían que era imposible llevar a las pantallas, incluso por el mismo autor; pero ahora con un par de hijos ya en el mundo de la dirección para programas de televisión, esto fue… menos complicado; ellos conocían la historia como si fuera la de su familia y sabían que tenía que ser una serie y que debía tener raíces latinas en su producción; sabían la importancia de ciertos detalles que para los lectores y amantes de la novela era indispensables. Los personajes de todas las generaciones de los “Buendía” quedan definidos y claros, un detalle que llega a ser complicado para los lectores… aun así hay muchos que o se sienten satisfechos.

Para ver una adaptación de un libro uno debe quitarse de la cabeza la idea de que va a ser exactamente letra por letra de lo que dice el libro; es por eso que se llaman “adaptaciones” o claramente los créditos nos dicen “basada en…”; prefiero una serie a una película de un libro; sin embargo ahora veo que el negocio de las series puede llevar a que la historia se deforme para lograr extender o comprimir la historia; lo importante es que así como con los libros, las películas, la música y en especial las series… no es manda seguir viendo si algo no nos gusta, el poder de detenernos es propio; los autores y productores ya ganaron con la primera oportunidad que les dimos; no seamos masoquistas… a menos que eso del sufrimiento sea lo suyo, pero eso si ya cada quien.