El mal hábito de sentirnos ofendidos

Criterios Martha Vargas Vázquez

Aprendamos a no ofendernos …

La mayoría de las personas se pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo. Y quizás o lo más seguro es que la otra persona ni siquiera sabe que te diste por ofendido y continua su vida y actitud normal contigo.

¡Nadie te ha ofendido! Son tus expectativas, lo que esperabas de esa persona lo que te hacen sentirte lastimada y herida. Esto provoca dolor y un sentimiento de duelo que quizás nunca lo sanas o trabajas y vive contigo provocando estar con dolor o pérdida por algo que realmente no pasó o no se hizo, es algo que tú sentiste pero que nunca se tuvo intención de realizar a tu persona.

Y las expectativas las creas tú con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias. Si tú esperabas que tus padres te dieran más amor y no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que no fueron cumplidas. Tus ideas son las que te lastiman. Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal o cual forma y no lo hizo, esto también provoca que sientas que no te ama o por lo menos no lo suficiente.

Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación. Y muchas veces desperdicias tiempo en estar molesta o enojada en lugar de disfrutar a quien amas.

¿Enojada/o con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende ni daña a nadie, Dios es amor y así nos hicieron creer y si algo no se te da o no sale como deseas le echas la culpa a Dios. Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma.

Imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida es la peor fuente de ofensa. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice “no”, creas resentimientos por partida doble. Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías. Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo vicioso. Todas las personas tienen el derecho de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. ¡Déjalos ser! nadie te pertenece. Esto sucede muy a menudo con los hijos cuando no les damos libertad de tomar decisiones o hacer tal o cual cosa.  Las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar ya que no puedes controlar a toda la gente que está en tu vida. Lo mejor es amarlas, disfrutarlas y dejarlas ir.

Debes entender que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de cómo deberían actuar las personas y Dios, las que te hieren. Estas ideas son producto de una máscara social, que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas no van a cuadrar con esas ideas que tienes. Ellos tienen sus propias ideas y no los vas hacer cambiar.

Deja a las personas que amas y con las que convives ser. Deja que lleven su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos si te los piden, pero si no los piden no los des, permite que tomen sus decisiones. Es su derecho, el que todos tenemos desde que nacemos: el libre albedrío y la libertad de elección. 

Nadie le pertenece a nadie. Ni tus padres, ni amigos, ni hijos  ni parejas. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas, somos un rio que debe fluir constantemente sin resistirse. Vive y deja vivir  

 Deja de querer dominar el mundo y pensar demasiado. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. 

Nadie es perfecto, la perfección no existe. Ni el padre, amigo o pareja perfectos. Es un concepto creado por la mente humana que a un nivel intelectual puedes comprender, pero que contrasta en la realidad. Deja de resistirte a que las personas no son como quieres o no piensan como tú. Acepta a las personas como el pez acepta al mar.

 Disfruta de la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que armas en tu mente y provoca frustración cuando descubres que no es real, que es una idea de tu cabeza y que el mundo afuera es muy diferente.

Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado. Imagínate que ambos están cómodamente sentados. Dile por qué te ofendió. Escucha su explicación amorosa de por qué lo hizo. Y perdónala. Si un ser querido ya no está en este mundo, utiliza esta dinámica para decirle lo que quieres. Escucha su respuesta. Y dile adiós. Cierra tu duelo.

A la luz del corto período de vida que tenemos, solo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Nuestra compañera la muerte llega en cualquier momento, de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos. Es superfluo e inútil gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No puedes darte ese lujo.

Si te tomas todo como algo personal, vivirás eternamente ofendido.

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