Cimientos Erosionados

Criterios Josimar Alejo

A una semana de la elección “más grande de la historia de México” (escucharemos este calificativo unas ocasiones más, en tanto no se equilibre la pirámide poblacional), es importante señalar que, los resultados han sido en términos generales, interesantes. Por ejemplo: cómo algunas encuestas lo apuntaban en su momento, se pronosticaba que la fuerza parlamentaria federal de MORENA y sus aliados, se redujera de manera mínima (no por ello insignificante) en su representación en la Cámara de Diputados, como finalmente si ocurrió. 

Sobre el tema se ha hablado mucho y las conclusiones (sobre todo de los actores políticos) vuelven a caer en una visión polarizada del asunto. Lo que es cierto es que existe reducción en escaños y eso significa un retroceso para la representación legislativa del régimen, también significa una desaceleración o, en su caso, un freno a su inercial propensión a dominar los cargos de elección popular que se encuentren en disputa.

Tampoco se puede negar el avance en la conquista de territorios estatales donde, hoy por hoy, resultaron ganadores en su gran mayoría, mas no avasalladores (11 de 15 de acuerdo con las últimas actualizaciones de información). Y retomo este último verbo (avasallar) porque en 2018, si se experimentó dicha realidad. 

De acuerdo con los resultados de aquel julio, el actual presidente ganó 31 de 32 entidades. Ahora traslademos ello a términos porcentuales. En el año 2018, AMLO obtuvo votación favorable en el 96.87% del total de los estados (ganó casi todos, como ya se dijo). En este 2021 (con la elección intermedia que significa la ratificación ciudadana del respaldo a su proyecto) ganó en el 73.33% del total de estados que estuvieron en disputa.  

¿Qué significa esto? Que la inercia de votación hacia AMLO o los candidatos que el quisiera impulsar está perdiendo fuerza, por así decirlo ya que, un 23% de personas dejaron de apoyar a sus candidatos. Claro que a esta deducción pudieran contraponerse diversos puntos, sin embargo, es una forma de ver que la fuerza política del régimen mostró un debilitamiento sustancial. Aunque esta circunstancia por objetivos mediáticos será negada cuantas veces sea necesaria (y eso es natural) por los partidarios de esa corriente política.

A la desaceleración de la fuerza MORENA-AMLO habría que agregarle una variable aún más importante que, al presidente lo ha puesto en una situación bochornosa (de capa caída) durante la semana postelectoral. Los resultados electorales de la Ciudad de México lo tienen más que enojado, reviviendo su discurso de odio, señalando ahora como culpables a los “aspiracionistas” “clasemedieros” y “demás” (tomemos de quien vienen las palabras: “el 18 años o más aspirante a Presidente de la República”). 

No es para menos, el que fuera hasta hace poco el Distrito Federal, ha sido el epicentro de la fuerza de AMLO desde antes de 1996, cuando presidía a nivel nacional al Partido de la Revolución Democrática, ya que como es sabido, bajo su liderazgo y coincidiendo con la primera elección de la Jefatura de Gobierno del DF, el PRD logró mediante la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hacerse de los destinos de la capital del país. De ese tiempo hasta nuestros días, todos los gobernantes de dicha ciudad han emanado de las filas del obradorismo, comenzando por él mismo. 

Durante todo este tiempo (de 1997 a 2021) ha habido una hegemonía de ese grupo político en específico. Tanto las hoy llamadas Alcaldías (en otro momento fueron delegaciones), así como los asambleístas (Poder Legislativo local) han tenido una marcada mayoría en favor del partido gobernante en turno, ya sea PRD o MORENA. En 2021 esa realidad ha cambiado. 

En 2018 la distribución de alcaldías quedó de la siguiente manera: 11 para MORENA, 2 PRD, 1 PAN, 1 PRI y 1 MC. En 2021 la relación se invirtió pasando a ser 7 para MORENA por 9 para la coalición. Un claro retroceso. En el ámbito parlamentario la legislatura actual de la CDMX se distribuye de la siguiente forma: MORENA 34 escaños, SIN PARTIDO 6 escaños,  el PRI 4, PT 3, PES 2, el PRD 5, el PVEM 1 y el PAN 11. En este año (2021), MORENA logró: 19 diputaciones de mayoría relativa más 15 plurinominales (34 en total); 14 la Alianza más 16 plurinominales y 1 diputado migrante (31 en total) Un escenario de equilibrio. 

¿Aún nos preguntamos por qué le duele este resultado al presidente? La hegemonía en los cimientos del obradorismo se comienza a erosionar, los síntomas ahí están. Claro que a un sector (importante) esta conclusión no les gustará, pero los hechos hablan por sí mismos. 

Territorialmente han comenzado a perder gobiernos y parlamentariamente han empezado a debilitarse. Hoy el gobierno deberá trasladarse a un escenario más plural que deberá redituar en decisiones consensadas y en un menor número de ocurrencias (políticas públicas) sin sustento. 

Por si fuera poco, desde el percance en el Sistema de Transporte Colectivo (METRO) en días pasados, se han visto afectados los dos planes sucesorios del presidente. Tanto así que la pugna arreció este domingo con sendas publicaciones internacionales que apuntan a un probable responsable (casualmente el puntero en las encuestas).  

Son notorias entonces dos realidades: la desaceleración de la inercia electoral de MORENA y el debilitamiento de la presencia política electoral en el origen y base de su movimiento: la Ciudad de México. ¿Qué repercusiones tendrán hacia el 2024?

josimar.alejo@criteriodiario.com