Manuel Acuña

Angelica Lobato Torres Criterios

¿Pueden creer que ya es diciembre? Yo no, es más desde el primero del mes vivo en un limbo en que no sé qué día es, sólo se que es diciembre porque todo alrededor te lo dice. Me encanta diciembre porque soy una adicta a las lucecitas de las decoraciones navideñas, amo las lucecitas, pero también soy una víctima asidua de la depresión de fin de año. No es que sea miserable o algo así, es solo que me cuesta trabajo comprender todo lo que ha pasado en este año, como que me doy cuenta que hice cosas que no tenía planeadas y, Dios sabe, no hice muchas cosas que si tenía planeadas.

Pero bueno, buscando algo de qué escribir en esta su columna, vi que hace 148 años murió Manuel Acuña y lo único que me podía acordar de él es que es el poeta que se suicidó por amor o eso dicen.

Como ya les dije alguna vez, a mí no me gusta la poesía como tal, me frustra no entender el encanto de la poesía y los poetas; creo que los poetas, en algunos casos, dejan que sus emociones los dominen de una manera descomunal que no me parece que sea del todo sana y que mejor ejemplo que Manuel Acuña.

Manuel Acuña nació en 1849 en Saltillo, Coahuila. Después se mudó a la ciudad de México a estudiar filosofía y matemáticas, además de francés y latín. Luego empezó a estudiar medicina. Durante esa época comenzó a escribir poesía. Fundó la Sociedad Literaria Nezahualcóyotl y sus primeros poemas fueron publicados en el periódico La Iberia. Su obra El Pasado fue puesta en escena y fue un éxito en taquillas y recibió excelentes críticas.

Sin embargo, no todo era felicidad tras su éxito profesional. Cuenta la leyenda, que Acuña estaba enamorado de Rosario de la Peña y Llerena, una intelectual mexicana a quien dedicó su poema final Nocturno. Al no verse correspondido, decidió suicidarse; hay quienes piensan que su suicidio fue una medida causada por la pobreza y su naturaleza melancólica, ahora podemos decir que seguramente sufría de alguna condición mental.

Sobre Rosario de la Peña y Llerena se sabe que su padre, don Juan de la Peña, era mecenas de intelectuales como el cubano José Martí y Manuel M. Flores, quienes también la pretendieron. Pese a su cercanía con Acuña, jamás lo correspondió.

Rosario sabía que Acuña sostenía una relación con la poetisa Laura Méndez de Cuenca, con quien tuvo un hijo que vivió pocos meses; también era pobre y vivía dentro de la Escuela de Medicina. De acuerdo con su nota suicida, la idea de acabar con su vida no era reciente, más el miedo al infierno había evitado que lo hiciera. Acuña fue encontrado en su cuarto de la facultad después de haber consumido cianuro.

Su poema “Ante un cadáver” es considerado el mejor escrito en México durante el siglo XIX aunque ninguno es más conocido que el llamado “Nocturno”, y no “Nocturno a Rosario” como cuenta la leyenda de que ella fue la culpable de que el tomara la decisión de suicidarse. Rosario nunca dejo de decir que ella no era la responsable, pero al día de hoy el poema sigue siendo innegablemente relacionado a ella y más de uno, incluyéndome hasta antes de investigar un poco, piensa que el nombre de Manuel Acuña y la historia de su muerte va relacionado con Rosario de la Peña.

En lo que leí siempre hablan de Manuel Acuña como un alma atormentada, un hombre perseguido por desprecio de una mujer; el poeta suicida; mas ahora diríamos ese hombre necesita ir al psicólogo y tal vez un antidepresivo, pero eso no es algo que los poetas hacían y en algunos casos, siguen sin hacer. Acuña probablemente si tenía algún tipo de desorden de tipo genético ya que 2 hermanos suyos también optaron por el suicidio.

Además si Rosario de la Peña no le correspondió, él debía aceptarlo, yo no entiendo que hay de romántico de aceptar los afectos de alguien a quien tu no quieres; ¿por qué la gente se empeña en decir: “es que deberías de hacerle caso, mira cómo te quiere” y cuando alguien no corresponde los sentimiento de alguien se vuelve en villano?

Pero bueno, si empiezan a sentir que los sentimientos invernales comienzan a nublar su mente, háganme un favor y antes de tomarse el cianuro, vayan al psicólogo y lean un poco de poesía de Acuña, que no se puede negar es maravillosa.