¿Por qué tomar vino en copa de cristal?

Criterios Laura Góngora

“Todo es según el color del cristal con que se mira» 

(Ramón de Campoamor)

El vino es una bebida ancestral con cerca de ocho mil años de historia, además de ella, encontramos geografía, química y mucho más. En todos estos años se ha bebido en diferentes recipientes, desde cráneos de animales, conchas marinas, hasta utensilios de oro.

La ciencia y tecnología avanzan a pasos agigantados que a veces muchos de nosotros no somos capaces de seguir, aunque no podamos hacerlo lo mejor es adaptarse a las nuevas tendencias. La copa de cristal no es del todo nueva, pero es el último descubrimiento para beber vino que se dio en el siglo XVI en Venecia y que a la fecha no ha podido ser remplazado por algo mejor.

La copa en la actualidad ha pasado de ser un facilitador para ingerir vino a ser también un ornamento para la mesa y para la persona que la toma, es por ello que encontramos diversos diseños, materiales, tamaños, formas y colores. La calidad de una copa muchas veces dicta la calidad de un evento y el estatus social del anfitrión. Yo no vengo a hablarte de estatus ni belleza visual, yo quiero explicarte en que radica la diferencia de catar un vino en una copa de cristal contra una de vidrio. 

Primero debemos entender, sin meternos en ciencia pura y dura, cuál es la diferencia del “cristal” y el vidrio; una copa de cristal no está elaborada de la roca que encontramos de manera natural, en realidad es vidrio con un mínimo del 5% y un máximo de 24% de óxido de plomo o en su defecto titanio, antes de que te preocupes aclaremos que estos porcentajes no representan un riesgo para la salud. Las buenas copas de cristal por lo regular contienen 9% de plomo, con lo cual ni lo notaremos en el organismo, pero si nos dará muchas satisfacciones en cuando a catar un vino se refiere.

Diferenciar una copa de cristal de una de vidrio es relativamente fácil a simple vista, tacto y oído: el vidrio es mas grueso y tosco, tiene un borde que sobresale en la boca de la copa, no es completamente transparente ya que podemos ver sus paredes azuladas y al choque con otra copa del mismo material el sonido es seco. Una copa de “cristal” por su parte es delgada y estilizada, delicada, traslucida, incolora, no contiene el borde en la boca y al chocarla con otra se genera música.

Si el plomo es el único diferenciador, entonces viene la pregunta: ¿Qué aporta que hace a estas copas tan especiales? Para contestar esta pregunta es necesario irnos a las fases de una cata y enlistar en cada una de ellas las diferencias que encontraremos. 

Fase Visual: En esta fase las ventajas de una copa de cristal son evidentes, al ser esta incolora, traslúcida y con una gran habilidad de refracción y dispersión, podremos ver el color mucho más puro. Así mismo las copas de este material son rugosas permitiendo que el vino se pegue mejor a sus paredes y forme las dichosas piernas más definidas que en una copa de vidrio, donde posiblemente se escurrirán con facilidad. 

Fase olfativa: En esta fase disfrutaremos de los aromas del vino. En una copa de cristal, al ser esta porosa el vino se oxigenará más rápido y mejor logrando que el vino sea más expresivo, al mismo tiempo y por la misma razón el etanol se podrá evaporar sin concentrarse en la copa, haciendo que este no moleste la nariz del catador, cosa que en las copas de vidrio pocas veces podemos evitar por la falta de porosidad de estas.

Fase gustativa: En este último paso buscamos saborear el vino y sin duda una copa de cristal es nuestra aliada, ya que el plomo no es un buen conductor del calor, nos ayudara mantener la temperatura correcta de nuestros vinos por más tiempo, disfrutando así de su equilibrio en boca. 

No quiero decir que las copas de vidrio sean lo peor, tienen algunos puntos a su favor:

-Son mucho más baratas.

-Son más resistentes.

Las copas de cristal, por el contrario:

-Son más bonitas.

-Son transparentes.

-Son brillantes.

-Son porosas.

-Crean un sonido hermoso al choque. 

-Si nos ponemos exquisitos, son incluso más suaves al tacto.

Aunque ciertamente son más caras y frágiles. 

Si eres amante del vino debes hacer el ejercicio de probar el mismo vino con copa de cristal y vidrio de manera simultánea, te sorprenderá la diferencia que hace, en algunas ocasiones podrás pensar que son vinos diferentes y entonces entenderás que todo depende del cristal con que se mire.

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