¿Por dónde empiezo a tomar vino?

Criterios Laura Góngora Vinos

El que al mundo vino y no toma vino, ¿a qué vino?”  

(Bernardo Piuma) 

El vino más allá de ser una bebida alcohólica que se obtiene mediante la fermentación de la uva, es una experiencia sensorial enriquecedora, un estimulante a pasarla bien compartiendo momentos, un complemento perfecto para enriquecer la gastronomía y comer delicioso, es por ello que revistas, medios digitales, diarios y televisión hablan cada vez más sobre vino, cerca del 15% de la población mexicana en la actualidad lo prefiere. Mientras que especialistas en el tema, sommeliers, enólogos o amantes del vino discuten del terroir (terruño), las cepas, regiones y climas, una gran parte de la población que son ajenos al vino se preguntan constantemente ¿Qué hace tan atractivo al vino? ¿Cómo puedo empezar a conocerlo? 

Como cualquier actividad que decidamos emprender, para conocer y gustar de vino debemos empezar por adquirir la sensibilidad necesaria y no podemos conseguirla sin experimentar desde lo más básico, de lo contrario surgen expresiones como “mi primer vino fue horrible”, “eso es muy complicado para ”, “me raspa”, “me duele la cabeza si bebo vino”, “el vino es amargo”, “el vino es ácido”, entre otras… 

La Paciencia es la madre de las virtudes. Es común tener primeras experiencias poco gratas si no recorremos un camino de menos a más, tal como en yoga, no debemos forzar nuestro cuerpo en la primera práctica a tener la misma elasticidad que tiene la instructora, donde literalmente se dobla a la mitad, en el vino no podemos lograr que nuestro paladar disfrute sabores nuevos y distintos a nuestras costumbres de la noche a la mañana.  

¿Por dónde empezar? Existen 5 sabores básicos en la lengua; dulce, salado, amargo, ácido y umami, de estos sabores el Dulzor es el sabor que se percibe de la misma forma globalmente, el más aceptado como uno de los sabores más placenteros, es difícil encontrar una sola persona que rechace el dulce por completo, en mayor o menor medida a todos nos gusta este sabor, es por esta razón que el inicio en este rico camino es justamente aquí, con los de sabor dulce. 

Los vinos dulces, quizá en nuestro país no sean los más abundantes, pero cierto es que existen blancos, rosados y tintos dulces. Este tipo de vinos tienen un proceso de elaboración un poco diferente del resto de los vinos mayormente secos que encontramos en el mercado, no necesariamente significa que se le añada azúcar o algún endulzante artificial, el dulzor en ellos se da de manera natural en casi todos los casos.  

Los vinos de esta naturaleza y con este título son elaborados a partir de uvas que fueron vendimiadas (recolectadas) más tarde que el resto de las uvas del viñedo, con esta vendimia tardía se logra la sobre maduración de la uva, misma que comenzará a deshidratarse y ganar azúcar, ¡como una pasa! Así se consigue el azúcar de forma natural.   

Los vinos dulces más conocidos en nuestro país son llamados Cosechas tardías o vinos de postre, muy probablemente los encuentres en un anaquel separado del resto de los vinos, por lo regular vienen en presentaciones pequeñas de 375 ml, lo cual es perfecto para la iniciación, también logramos encontrar presentaciones de 750 ml de algunas casas Vinícolas, es importante que en la etiqueta esté especificado que es un vino de postre o un vino cosecha tardía.  

Otros vinos dulces menos comunes en México son Banyuls (Francia), Brachetto (Italia), Maury (Francia), Ice Wine (Alemania y Canadá), que probablemente puedas conseguir en tiendas especializadas en vino y que cuenten con una gran cava de importación. 

Empezar por los vinos dulces será una experiencia grata, es un sabor conocido, que no te dará sorpresas desagradables pero que al mismo tiempo empezará a impregnar en menor medida acidez y amargor en tu paladar, con lo que poco a poco este te pedirá subir un escalón más, ¿Cómo saber cuándo debes subir ese escalón?, muy probablemente los vinos dulces te empiecen a empalagar un poco, en ese momento ¡salta! 

¡Vamos por los vinos afrutados!, estos son vinos secos pero jóvenes con notas frutales intensas tanto en nariz como en boca, de manera que te dará una sensación de dulzor, es solo una sensación, no es un sabor dulce estrictamente, en este rango puedes encontrar vinos blancos sin barrica de uvas como: Chenin Blanc, Pinot Grigio y Verdejo. Del lado de los tintos mi recomendación es que no tengan barrica o solo cuenten con algunos meses de esta crianza en madera que no pase de los nueve meses, las uvas más aptas para este segundo paso pueden ser Pinot NoirGamay, Moscatel, Lambrusco y Merlot. 

Una vez que te encanten estos vinos, estarás listo para el tercer paso, los vinos de cuerpo alto; los vinos tintos de este estilo están marcados por una importante carga de taninos (compuestos fenólicos que poseen propiedades aromáticas, astringentes y antiinflamatorias). Los taninos se encuentran en las semillas y en las cáscaras de las uvas. Si te quieres dar una mejor idea de lo que hablo, muerde una cascara de plátano y lo sabrás. 

En esta etapa te recomiendo buscar vinos con al menos nueve meses de barrica y hacia arriba, todos estos datos en vinos mexicanos los encuentras en la contraetiqueta, las uvas más aptas a desarrollar cuerpos robustos son: Cabernet Sauvignon, Syran, Malbec, Tempranillo y Cabernet Franc.  

Estoy segura que cuando estés en este punto cualquier explicación sobrará, tu almacenamiento de experiencias pasadas y la sensibilidad desarrollada en este camino, así como el conocimiento teórico adquirido te habrán hecho un experto en la materia. Bienvenido a este mundo, estoy segura que no te vas a arrepentir. 

laura.gongora@criteriodiario.com

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