Estoy completamente de acuerdo con la legalización del uso de la marihuana en los términos que se aprobó en el Senado. Sin ser consumidor, estoy convencido de que la reforma aprobada tendrá beneficios sociales concretos que permitirán a las personas tomar mejores decisiones, acceder a mejor información, mientras que al Estado le permitirá cumplir su rol de limitar las acciones individuales que generen daños a los demás.
En primer lugar, desde luego un producto que tiene mayor regulación estatal, incrementa las posibilidades de ser lo que dice ser, se le puede controlar, verificar que no sea adulterado o que no le incluyan otras sustancias más nocivas para la salud. En este caso, al poder cada consumidor producir su propio cannabis, disminuirá la posibilidad de que narcomenudistas en el afán de incrementar sus utilidades, alteren las sustancias afectando la salud de los consumidores.
Por otro lado, el permitir que las personas puedan producir su propio cannabis disminuirá el mercado del crimen organizado al no tener el monopolio de la producción y distribución de los productos y al no tener que consumirse en la clandestinidad.
Al mismo tiempo, debe tenerse en cuenta que el consumo de marihuana se ha incrementado considerablemente en los últimos años. Entre 2002 y 2016, se incrementó en más de 8 puntos porcentuales el número de personas que alguna vez han consumido marihuana y el 5% de los estudiantes de entre 12 y 18 años la ha consumido en el último año, lo que representa millones de consumidores.
También la medida promueve que quienes no quieran estar presentes junto a una persona que consume marihuana, así como los menores de edad, estén exentos de hacerlo, lo que permite que efectivamente, el consumo se haga sin afectar a terceros.
La marihuana no debió haber sido prohibida en primer lugar, sus consecuencias sociales y de salud pública no justificaron la prohibición y la medida sí generó consecuencias graves sociales y en materia de seguridad, los cárteles del narcotráfico originales en México se conformaron mediante la producción y venta de marihuana y al día de hoy, la mayoría de los grupos del crimen organizado en México derivan de ellos, esto aunado a las consecuencias enormes de tener un mercado enorme en la clandestinidad: la corrupción, la estigmatización de los consumidores y la falta de libertad de los ciudadanos.
La legislación al respecto del consumo de la marihuana se deberá ir modificando gradualmente para ajustarse a las condiciones sociales, evolucionando los límites del Estado en cuanto a su regulación, producción y consumo. Esta nueva regulación no será una solución inmediata al narcotráfico ni a las adicciones, pero sí una buena noticia para todos, incluso para quienes reprueban su consumo y legalización. Ojalá la Cámara de Diputados tenga la apertura necesaria para aprobar las reformas aprobadas por el Senado.
Estoy completamente de acuerdo con la medida porque promueve mayor control y regulación estatal y libertad.
@pabloarechiga