¿Me das un abrazo?

Criterios Martha Vargas Vázquez

¿Cómo se acaricia sin caricias y se abraza sin abrazos?

Abrazar es una muestra de amor o un saludo que se lleva a cabo con los brazos alrededor de la persona a la que se brinda el gesto, apretando con fuerza y duración variables.

Abrazar relaja, nos aporta tranquilidad, seguridad y confianza, disminuye el estrés, relaja los músculos y nos hace sentir bien, el abrazar es muy importante en el grupo social, con esta pandemia no podemos ni saludarnos, mucho menos abrazar a nuestros seres queridos. Nos hace falta ese “apapacho”, palabra Náhuatl que significa “caricia del alma”. Ese sentir, el calor y la piel de otro ser humano, en esta pandemia hasta eso se nos ha negado, echar de menos la compañía, la caricia, la cercanía y la libertad de sentirnos.

 Desde el ámbito de las neurociencias, Ignacio Morgado coincide en que hay componentes biológicos en ese echar de menos los besos y los abrazos. El tener contacto físico es muy importante en nuestras vidas; entre otras cosas, genera encefalinas y endorfinas, unas sustancias que producen placer,  con los besos y abrazos, se libera oxitocina que es una hormona prosocial, es decir, que aporta un plus en nuestra relación, que potencia los sentimientos que tengamos.

Echamos de menos abrazar a nuestros seres queridos; pareja, padres, hermanos, nietos o personas que queremos porque ese sentimiento positivo lo potencia: el abrazo. Abrazar, a unas personas le hace sentir bien, comprueba que la siguen queriendo y para ello hay millones de neuronas trabajando que segregan hormonas que potencian esos lazos y ese placer.

De ahí que explica por qué la falta de contacto acrecienta el malestar psicológico que ya venía ocasionando la pandemia y está afectando a la salud mental de tantas personas.

En nuestro desarrollo aprendimos que a partir del contacto sentimos que somos queridos; los bebés no comprenden si les queremos o no, esto lo sienten a través de la piel, reciben de nuestra piel unos cuidados, un cariño, una ternura, que sólo llega a su cerebro a través de ese contacto piel con piel, y eso no lo olvidan.

Para compartir con esos otros afectos  y vínculos se necesita una comunicación multidimensional: verbal, no verbal y a través del contacto. Todos necesitamos el contacto para sentirnos cercanos a otros. Algunos necesitan en mayor cantidad ese contacto físico, otros son más despegados de estar en contacto con los demás. Eso justifica que unas personas lleven con mayor naturalidad la distancia física impuesta por la pandemia y otras echen tanto de menos el tocarse.

El no sentirnos abrazados o tocados, provoca que nos sentimos abandonados, tristes, solos, etc. Esto provoca una sensación de soledad de pérdida. Y podemos llegar a sentir que nadie nos ama ni nos quiere.

El tener que guardar la sana distancia, no poder saludarnos de mano y mucho menos dar un abrazo provoca una sensación de hambre de piel. A todo esto le sumamos todo lo que nos cubre actualmente como medida de protección (cubre boca, careta, guantes, etc.), generando tristeza, desolación y no sentirnos queridos.

Ancianos y niños, son los más perjudicados por esa falta de relación que conllevan las restricciones por la pandemia: no poder visitarlos, solo verlos de lejos y no tener ese contacto piel a piel.

La pandemia por COVID-19 nos ha cambiado la vida, el marco relacional, nuestras actividades, nuestras aficiones,  no podemos diferenciar cuáles cambios nos están provocando esas emociones de soledad, de pérdida, de añoranza y lo peor de desamor.

En una pandemia la falta de contacto físico tiene efectos múltiples: no se trata sólo de sobrevivir, sino también el bienestar y no únicamente el bienestar físico, sino también el mental. Es una lucha diaria de no caer en ataques de ansiedad o depresión para poder estar bien y seguir cuidándonos de no ser contagiados.

En este tiempo de pandemia debemos aprender como comunicar a otras personas que las quieres sin tocarlas, sin abrazarlas a través de una mascarilla o de la pantalla de un medio electrónico con el cual estamos teniendo actualmente comunicación con nuestros seres queridos. Aquí debemos poner palabras de afecto, hacer sentir que cuentan con nosotros en todo momento y decirles cuanto los amamos. Debemos buscar formas alternas de sentirnos cercanos a nuestros seres queridos, que ellos no se sientan abandonados y que entiendan que distancia no es dejar de querer, es cuidar y proteger.

Nos han pedido no ir a cualquier sitio y no expresar efusivamente lo que sentimos con abrazos y caricias, despedir y acompañar sin fundirse en un abrazo y saludar sin cercanía, sólo una reverencia ya que por el cubre bocas ni una sonrisa podemos dar, sólo queda perdernos en los ojos de nuestros seres amados.

“Hemos de comunicar con palabras lo que el cuerpo no puede comunicar a la espera de que las manos y los brazos puedan volver a comunicarlo en breve” 

Mireia Cabero

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