¿Qué van hacer con tus cosas cuando mueras?
Podemos decir que el tema es feo pero que es necesario abordarlo. Todos somos acumuladores por naturaleza, guardamos y guardamos mil cosas, el recuerdo de la fiesta de la sobrina, de la ahijada, el vestido de novia, la rosa que te dio el primer novio, hasta el ombligo de los hijos, etc. Somos de una generación de guardar y guardar, quizás o siempre sin volver a usar o siquiera sacar para verlo. Y a todo esto ¿Qué va a pasar cuando llegue nuestra muerte? ¿Quién va a tirar tu basura cuando mueras? No hacemos esa pregunta y dejamos todo ahí, muchas veces ni siquiera decimos para quien o quienes son nuestros bienes. Pero no nos atrevemos a decir voy a poner orden a mis cosas y dárselas a quien yo quiera. Si tienes entre 40 a 50 años es tiempo de empezar a planear que hacer con todo lo que tenemos ahí guardado.
La sueca Margareta Magnusson tardó un año en tirar o regalar las pertenencias de su esposo, esto hizo que ella hiciera un libro “El generoso arte sueco de la limpieza de muerte” donde describe una técnica llamada Döstadning.
La gente tiene tanto miedo a aceptar la inevitabilidad de la muerte; algunos ni siquiera son capaces de hablar de ella y cuando se van dejan un caos increíble tras de sí. Y si esperas que tus hijos hereden todas tus cosas pienso que te equivocas; las familias jóvenes tienen todo lo que quieren, es el resultado de vivir en una sociedad tan consumista en la que acumulamos y acumulamos objetos que no significan nada para nosotros y no nos preguntamos el ¿Por qué? ¿Por qué lo compré? o ¿Por qué sigo conservándolo?
Llega el Döstadning, el arte de la limpieza para la muerte: un fenómeno sueco para poner en orden nuestra vida antes de pasar a una mejor vida.
En Suecia tienen una palabra para la tarea de ordenar antes de morir, “döstädning”. No es que todos los suecos lo hagan. Pero la gente ordenada y realista pone cada cosa en su sitio y cuando mure y llegan a arreglar sus cosas encuentran muchas veces todo ordenado y en muchas prendas de ropa etiquetas con instrucciones donde se explicaba lo que se debía hacer con ellas; a quién contactar, dónde y a quién dejarle qué cosa, es un consuelo ya que aparte de tener el dolor de la pérdida usualmente no sabemos qué hacer con los bienes de nuestro ser querido.
En su libro Margareta Magnusson conocida como Marie Kondo de la muerte, da el consejo de que cuando sientas la necesidad de ordenar y librarte de cosas antes de tu muerte no empieces por las cartas y las fotografías; corres el riesgo de sumirte en los recuerdos y la melancolía y perderás demasiado tiempo. Lo mejor que puedes hacer es empezar por los objetos más grandes y notarás el cambio rápidamente. Guarda en una caja algunas cartas bonitas y documentos que querrías tener contigo hasta la muerte y en ella escribe: “Privado. Tirar sin abrir”.
Mucha gente se aferra demasiado a las cosas materiales. El consumismo loco destruirá nuestro planeta, pero no tiene que destruir nuestras relaciones, como permitir que tus hijos se peleen por una herencia o que un esposo o hermano encuentre algo poco amable que escribiste sobre ellos. Si no te gusta, no es útil o no hará feliz a los demás, tíralo. Un poco como hacían los vikingos y otras civilizaciones, que enterraban junto al difunto algunas de sus pertenencias por si las necesitaban en el más allá… ¿Te imaginas si hiciéramos lo mismo hoy en día? Serían tumbas grandes como piscinas.
A todos los seres humanos y si no a la mayoría nos da miedo la muerte, es lo desconocido a lo que le tememos los seres humanos. Pero creo que en algún momento de la vida debemos de sentarnos y hacer un análisis de qué queremos que hagan con nuestros restos y con nuestras cosas cuando la muerte llegue. Cuando mueres, mueres. Da miedo el sufrimiento, como a todos. Seria excelente hasta planear como quieres tu funeral, que quieres que hagan con tus restos y de ahí con las cosas que dejas. Si quieres a alguien ya sea hijos, madre o pareja no les dejes tu basura, ellos ya tienen bastante con el sufrimiento de saber que no te tienen mas.
Margaretta Magnusson en su libro nos da algunas claves para cuando nos toca ordenar, regalar o tirar lo que dejamos al morir, estas son sus claves:
1. Empieza a lo grande y sigue por lo pequeño. Siempre digo que cuando se trata de la limpieza de la muerte, el tamaño sí importa. Empieza con artículos grandes y voluminosos, como muebles, y termina con cosas pequeñas como cartas y fotografías. Si comienzas deshaciéndote de grandes cosas, sentirás que progresas mucho desde el principio. Si comienzas con cartas antiguas, te quedarás atrapado leyéndolas, tal vez una y otra vez, y no sentirás que estás llegando a ninguna parte. ¡Empieza a lo grande!
2. Cuéntalo. Cuenta a tu entorno, a la gente que te rodea, lo que estás haciendo. Explícales el concepto de döstädning. Así no se sorprenderán si les llamas y les preguntas si quieren un jarrón, un mantel o una pintura de la que quieres deshacerte. Tal vez incluso se ofrecen para echarte una mano. Aunque no cuentes con eso.
3. Un práctico lema. Si piensas que algo es feo, deshazte de ello. Igualmente, si no has usado una cosa desde hace mucho tiempo, puede que haya llegado el momento de deshacerte de ella de una vez. Lo resumo: si no te gusta, no lo guardes. Si no lo usas, no lo guardes.
4. ¡Me cuesta (mucho) desprenderme! Si te cuesta mucho tirar o dar tus cosas, tal vez puedes invitar a un amigo y contarle tu problema para que te ayude. O simplemente mira cada cosa y piensa a quién le sentaría bien o le podría ser útil. Seguro que se te ocurren muchas. Luego, sin pensarlo más, vas y se la regalas.
5. Si eres joven, empieza a prevenir. Nunca recopiles ni guardes cosas para regalar a la próxima generación si no estás 100% seguro de que alguien lo quiere. Uno solo debe guardar las cosas que quiere para sí. Sin embargo, si tienes una vajilla de 12 piezas que a tus hijos les parece horrenda, dásela a alguna organización benéfica o intenta venderla. No regales nunca nada a nadie que no lo quiera. Punto.
“Si quieres a alguien no le puedes dejar toda tu basura ni física ni emocional”
Margareta Magnusson
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