Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles… y algo más!

Criterios Enrique Acuña González

Esta semana nos enteramos de los resultados que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) informó con respecto al ejercicio del 2019 en la utilización de los recursos federales, y entre otras cosas resalta el dato del costo de la cancelación del Aeropuerto de Texcoco (NAIM). Para entender la repercusión del dato que acaban de publicar, vamos a remontarnos a la historia de este melodrama mediático.  

El presupuesto del NAIM estaba estimado en $13,300 millones de dólares. Desgraciadamente ese era un presupuesto del 2014 cuando el dólar cotizaba entre $13 y $14 pesos mexicanos. Con esa paridad, se estimaba un costo de $186,200 millones de pesos. Pero al avanzar el tiempo, ya estamos acostumbrados a que el peso se deprecia, y para el 2018 nuestra moneda ya costaba $20 pesos promedio por dólar, elevando el presupuesto del NAIM a $266,000 millones de pesos. Habría que considerar que parte del presupuesto ya se había ejercido durante la administración de Enrique Peña Nieto, pero para hacer el ejercicio fácil vamos a asumir los números redondos que estoy planteando.  

Una de las razones por las que se canceló el NAIM era el sobrecosto extremo que implicaba, ya que se cotizaba que el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) costaría poco más de $70,000 millones de pesos; es decir, $166,000 millones menos. En el 2018 el entonces futuro Secretario de Comunicaciones y Transportes Javier Jiménez Espriú (así es, recuerden que todo esto se dio en octubre, antes de la toma de protesta de AMLO en 2018, en una consulta ciudadana) declaró que el costo de la cancelación sería de $100,000 millones de pesos por lo que aún así se estarían ahorrando $66,000 millones de pesos. 2 años después, la ASF declara que el costo de la cancelación en realidad es cerca de $330,000 millones de pesos, por lo que nos está saliendo más caro el caldo que las albóndigas: ya no estamos ahorrando $100mil millones, ahora vamos a gastar $230mil millones. Como dato paralelo, justo después de la declaración de la ASF, el Presidente dijo en su mañanera que los datos estaban mal, e inmediatamente la ASF se retractó haciendo una segunda revisión que estamos esperando para ver si se ajustan a los $100mil millones que el jefe del ejecutivo necesita que salgan. Pero esa es harina de otro costal. 

La intención en esta columna es que evaluemos a detalle las características funcionales y arquitectónicas del AIFA, sin dejar a un lado que es casi seguro que va a tener un costo igual al NAIM que fue cancelado en su lugar. Primero que nada, recordemos que una de las polémicas en las que se vio envuelto el nuevo aeropuerto de Santa Lucía eran los estudios de impacto ambiental, para lo cual se hizo una presentación para justificar la sustentabilidad del mismo aeropuerto. En una columna anterior les explicaba la importancia de considerar el diseño de un proyecto que le aporte características sustentables. De hecho, el NAIM buscaba automáticamente tener una certificación LEED Platinum, que es internacional y lo avala como un edificio amigable con el medio ambiente. El AIFA no busca ninguna certificación internacional, esas calificadoras neoliberales no saben medir lo realmente importante para el país. En vez de eso, el AIFA presume sus tecnologías sustentables como si fueran parte de la ficha técnica de cualquier casa en venta: implementación de calentadores solares en las zonas residenciales, muebles de baño ecológicos, iluminación LED. Así es amigos, la actual administración anuncia con bombo y platillo la innovación ecológica que lleva más de 10 años vigente y que en la mayoría de los reglamentos de construcción del país son prácticamente un requisito.  

Hay que reconocer que tiene proyectada la implementación de una planta de tratamiento de aguas que asegura reutilizar el 100% de las aguas residuales de todo el complejo. También contará con una granja Fotovoltaica con paneles solares que ayudarán a la provisión de electricidad, en conjunto con una planta de generación eléctrica por medio de gas natural. Parecería que es un gran logro del proyecto, pero en realidad es también un requisito para un edificio de esta magnitud; hasta ahorita, ninguna innovación ni sorpresa en cuanto al proyecto sustentable.  

Y hablando de sustentabilidad, vayamos al gasto energético que producen los aires acondicionados. En un clima tan privilegiado como el de Puebla y la Ciudad de México, no podemos tener la perspectiva de lo importante que es diseñar para que una construcción tenga un confort térmico que minimice el uso de calefacción o aire acondicionado. El NAIM con su simple diseño estaba resolviendo este hecho al cancelar la necesidad de estos aparatos climatizantes por la mitad del año, es decir, eficiencia mínima del 50%. La otra mitad sería de un uso reducido, lo cual podría garantizar un ahorro energético en este rubro de 70% promedio. En cambio, el AIFA presume que el uso de todos los equipos de climatización y temperatura tienen la eficiencia de hasta un 30%. Tache para el nuevo aeropuerto “sustentable”. Básicamente se diseñó una cajota de acero para meterle después aires acondicionados. ¿Sustentable y positivo? Si claro, lo mínimo indispensable. 

Dijimos la semana pasada que varios de los ejes más importantes en la propaganda del AIFA eran la austeridad en su diseño, la flexibilidad y la proyección al crecimiento modular. Podemos intuir que por el costo que representa en comparación contra el NAIM, definitivamente es austero. Y la semana pasada quedó claro que el diseño es tan austero que bien podría estar edificado en la central de abastos y no veríamos la diferencia. Por lo tanto, se cumple al pie de la letra.  

Y, por último, la cereza del pastel. La palabra de la década está presente también en el nuevo aeropuerto, aclamando ser “inclusivo y democrático”. Personalmente llevo más de 15 días investigando si hay algún plan para incluir traslados para gente con capacidades diferentes, consideraciones para grupos indígenas, o mínimo que se mencionen cosas como los espacios para sillas de ruedas que son tan obvias como los muebles de baño ecológicos. Pero no, de inclusivo sólo tiene el título.  

Esperemos un año más a la inauguración de nuestro nuevo aeropuerto exprés, que también es hotel, y museo antropológico, y base militar, y conjunto residencial, y centro comercial… ¡y algo más! 

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