Leo sobre Pablo Escobar

Angelica Lobato Torres Criterios

Así como les confesé mi temor a los extraterrestres, les confesaré un gusto por el cual me juzgan, pero nadie me detiene. Estoy obsesionada con los narcotraficantes… Y antes de que ustedes empiecen a pensar que estoy escribiendo mientras escucho narco corridos y hablo con acento norteño permítanme que les explique. 

El mundo de narcotráfico me parece algo tan indignante que es maravilloso, ver como nadie al parecer, puede decirle que no a ese mundo, es un fenómeno completamente fascinante. Es casi imposible entender cómo es que personas que tienen el mínimo de educación formal, pueden dominar al mundo, es algo que me causa una curiosidad que ningún libro, serie, documental o película puede saciar. No les sugiero que vean las novelas mexicanas donde los narcotraficantes ficticios son casi santos, no lo son, los narcotraficantes casi siempre son personas que son más hábiles o listos que la mayoría de las personas y que, en la mayoría de los casos, su punto débil y por el cual son atrapados, es el amor que sienten por su familia. 

Hoy les hablare sobre Pablo Escobar: El hombre es un tema tan multifacético que no se detienen los libros y películas acerca de él y cada uno nos muestra un lado completamente diferente: como esposo, como padre, como amante y como jefe.  

Como esposo podemos encontrar el libro: “Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar” de Victoria Eugenia Henao, la esposa del que fue el criminal más buscado del planeta, ella nos cuenta primero como fue su vida después de que el padre de sus hijos fuera abatido, que tanto ella como sus hijos, describen como suicidio por parte de Escobar el que lo atraparan, para lograr que dejaran a su familia en paz. La segunda parte habla de Escobar como su esposo desde los 15 años, como ella y sus hijos fueron siempre la prioridad número uno del violento narcotraficante a pesar de exponerlos a atentados y de tener muchas amantes.  

Como padre podemos encontrar diversos libros escritos por su hijo, Juan Pablo Escobar, “Pablo Escobar: lo que mi padre nunca me contó” detalla cómo, con el paso del tiempo, el autor que ahora vive con un nuevo nombre en Argentina; tuvo que lidiar con su pasado al ir aprendiendo poco a poco como su padre había creado miles de alianzas con políticos colombianos y extranjeros, además de, en su nueva faceta como escritor, poder entrevistar a los enemigos de su padre. Los 2 libros de Juan Pablo dejan muy en claro que él, como su madre, tienen que vivir con la dualidad de que el hombre que los amó infinitamente era un monstruo. 

En “Amando a Pablo y odiando a Escobar” de la periodista Virginia Vallejo, nos cuenta como la autora conoció al narcotraficante cuando este iniciaba su carrera política. La historia es una red entre el progreso de su relación amorosa con el inicio de la guerra entre los Cárteles de Cali y de Medellín, las alianzas políticas y como sus enemigos se unían buscando acabar con Escobar. 

Y en los libros de Jhon Jairo Velasquez (más conocido como “Popeye”): “Sobreviviendo a Pablo Escobar” y “Mi vida como sicario de Pablo Escobar” nos dan conocer la vida como parte del circulo “laboral”, como se resolvían las complicaciones contra los grupos que eran o querían ser competencia del capo. “Popeye” nos da a conocer como funcionaban las cosas, siendo el responsable por ejecutar a cientos de personas y por planear la muerte de miles más. También explica como Escobar siempre lo apoyó, dentro y fuera de la cárcel, pero tras estar encerrado por 23 años, Jhon sabe que, hasta el día de su muerte, que llegó en 2020, tenía sobre sus hombros el peso de todo lo que hizo por su patrón. 

Los narcotraficantes, en este caso Escobar, no fue un santo y por nada del mundo se le debe considerar como un modelo a seguir, pero el saber que un ser humano puede ser tan dual es un fenómeno casi hipnótico que hace que quiera saber más y por lo mismo, esa curiosidad por uno de estos maleantes te lleva a conocer a todos los demás miembros de esta red de terror. Tristemente cada día se escribe un capítulo más de estas historias, en alguna parte del mundo y tristemente más en México. 

angelica.lobato@criteriodiario.com