Y… después del 6 de junio ¿qué?

Criterios María del Carmen Leyva

Estamos a horas de que se celebren las elecciones más importantes de este siglo, no porque sean las elecciones donde más cargos se juegan o más partidos o electores tengan la posibilidad de participar en ellas, no, estas elecciones son las más importantes por los temas que están en debate y ya sabemos que sea una u otra posición, habrá una definición dividida en estos temas y donde pocos votos legislativos serán los que determinen un modelo a prevalecer por un tiempo. Así que al margen de los resultados lo importante será nuestra actitud en los próximos años como mandantes.

Al margen de los resultados electorales que, sin duda, serán impugnados (Solicitar la nulidad de una decisión oponiendo razones que demuestren que es injusta o ilegal, o que no ha seguido los trámites reglamentados) y mandados a las ultimas instancias, pues desde antes de los comicios se ha sembrado la duda razonable acompañada del “petate del muerto”, como decimos en México y resultará indispensable pulir de toda duda la legitimidad del proceso electoral más grande de esta Nación, organizado por el órgano ciudadano y autónomo con la mayor credibilidad entre los mexicanos; todos debemos fortalecer las instancias ciudadanizadas pues son las únicas instancias que en verdad nos pertenecen como pueblo y no son concesión.

Al margen de que seguirá ganando el partido de los abstencionistas (Renunciar a hacer algo, especialmente a emitir el voto en una votación), dejando con ello camino abierto a personajes más livianos en cuanto escrúpulos, límites éticos y morales, quienes no tenemos afiliación o militancia partidista, ello nos compromete doble o triplemente en abanderar derechos, libertades y responsabilidades ciudadanas, la que sea, la que más nos guste o nos preocupe, debemos ser activos en la política para no dejar “exclusividad” en la decisión y ejecución a la partidocracia actual.

Al margen de que los partidos, opositores o gobernantes, sigan sin ser verdaderamente empáticos con los ciudadanos pues, si algo fue evidente en esta campaña, es que las prácticas de la cerrazón, las gavillas electorales, la despachada con la cuchara grande las candidaturas para dirigentes, cuates y cuotas, dejando los espacios ciudadanos a nivel de simple brigada campañera; aún así, nuestra mejor opción es colaborar con los partidos, sean o no de nuestro agrado, pues lo que si debe de importarnos es que sean buenos opositores; analizando, señalando y proponiendo y los que gobiernen, que lo hagan profesionalmente y rindiendo cuentas, para que no se conviertan en todo aquello que en campaña juraron combatir.

Al margen de que la política  sea “sucia” en el imaginario de la mayoría, pues la actividad pública exhibe, expone y desnuda a los hombres más allá de los cargos y la zalamería que los envuelve, los ejemplos han sido, son y esperemos que cada vez sean menos escandalosos e hirientes al bien común; por ello es obligado corregir en nuestros ámbitos personales las prácticas abusivas, prepotentes, y ventajistas que nos llevan a ser a veces peores que los políticos en la familia, la escuela, el sindicato, la iglesia, etc.

Al margen de quién o quiénes se digan triunfador, todos, al margen de por quién vayamos a votar el domingo 6 de junio, deberemos de recuperar la lucidez, enfocarnos en lo común y trabajar por ello. Participar, exigir, proponer e involucrarnos en su realización con, sin y a pesar de

MÉXICO SE LO MERECE, SE LO DEBEMOS: QUE EL PAÍS QUE QUEREMOS EMPIECE POR NOSOTROS.

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