El teatro post-pandemia

Aldo Obregón Criterios

Claro, hubo acercamientos interesantes: funciones en línea, funciones clandestinas, funciones con distancia entre las butacas, funciones medio vacías. Nuestra tremenda adicción por es escenario nos llevó a buscar alternativas, así como el fumador en abstinencia se llena de helado o pan o se pone de malas. La verdad es que no es lo mismo, dejemos de engañarnos.

Ahora el teatro poblano está de vuelta y parece que tiene todas las ganas de desquitar el tiempo perdido. En esta ocasión me gustaría platicarles de dos magníficas obras.

“La felicidad tiene forma de perra”

Mariana Oro es una artista completa y el texto que hace un par de semanas estrenó me parece una verdadera joya.

Vemos en escena una fotografía familiar para todos los que hayamos tenido juguetes de plantilla en los noventas. Dos actrices interpretan al mismo personaje: Paloma Mantilla, llena de color hasta las manitas (literalmente) nos presenta la faceta más creativa, desfachatada e instintiva de una mujer que durante hora y media se debatirá entre el impulso natural de realizarse al mismo tiempo que Mariana Oro debate desde la otra esquina empuñando el “qué dirán”, el “debe de ser”, el “por aquí me dijeron que es”.

La dirección corre a cargo de Yamel El Mosri, quien explota al máximo las capacidades histriónicas del equipo actoral logrando un montaje muy limpio, sin distractores, adecuado y siempre al servicio del mensaje, del texto. Porque todo está en el guion.

Es imposible no conectar con la historia, con el monólogo interno, con esta constante lucha que la mujer, de manera impuesta e involuntaria, tiene que atravesar día a día, a cada paso, en cada actividad. Mariana Oro nos habla de las decisiones, de los planes a futuro y de la realización, de salvarse sin que nadie más nos salve. Habla del machismo y te toca gentilmente donde duele, como queriendo señalarte puntual pero cariñosamente en origen de los demás dolores. Habla de la incongruencia y acaricia al mismo tiempo que aprieta el brazo, como queriendo decirte que todo va a estar bien mientras uno esté dispuesto a hacer lo que le toca.

Como hombre cisgénero, encontré la obra como un espejo que, entre muchas risas, me regaló un mapa del pasado, con sus tesoros y sus calaveras. De las puestas en escena importantes de este 2022.

“Por tus ductos nos cacharon”

Talavera Cabaret regresa a los escenarios con una ESPECTACULAR puesta en escena.

Sabemos que Talavera entrega lo prometido: risas, reflexión, cachondeo y uno que otro “guácala, qué rico”. En esta ocasión, hay varios elementos que terminan de “amarrar” la experiencia: un diseño escenográfico maravilloso a cargo de Miguel Espinosa, música precisa y catalizadora de Christopher Bulle Goyri, iluminación sensible y artística de David Santos y la siempre espléndida producción de Paty Bello.

Dos comadres del “ficticio” Palmar Seco encuentran espontáneamente un ducto de combustible y deciden hacer lo propio e incorporarse a las filas del lucrativo negocio huachicolero del centro de la república.

Pero no todo es lo que parece y el cabaret se encarga de abrirnos los ojos.

Esta obra habla de la necesidad, del verdadero origen del problema. Habla del hambre que obliga, de la pistola que obliga, del puño que obliga, del mandato que obliga y decide, porque su conciencia es implacable, quién es el bueno y quién es el malo de la película.

El texto es de Juan Munchi que hace dupla con Jovanny Magaña sobre la tarima.

Las actuaciones son brillantes, completas, espontáneas y se notan los años de tablas que la compañía ha coleccionado durante tantos años de trabajo incansable. Cada personaje es entrañable, perfectamente delimitado y juguetón.

Siempre será prudente voltear a los lados, porque en cada esquina uno puede encontrarse con que el dolor ajeno se parece bastante al propio. Para eso es el cabaret.

El teatro poblano viene con todo. Las propuestas son sólidas, el corazón tiene hartas cosas que gritar y el cuerpo actoral lo sabe, lo interioriza y lo usa.

Vean estas dos puestas en escena y muchas más en “Puro Drama”, espacio independiente puramente local.