Cerrar Puertas.

Criterios Martha Vargas Vázquez

Todo final implica también un comienzo.

Comenzar nuevas etapas es tan importante como cerrar puertas o ciclos de manera adecuada. 

Mucho se ha escrito y hablado sobre cerrar puertas, esto implica comenzar a alejarse de cosas o situaciones que nos pueden llegar a dañar. Y, por esa misma razón, el experimentar tristeza cuando algo llega a su fin, te hace tomar conciencia de que definitivamente comienzas a poner un punto final en ese apartado de tu vida que te impide avanzar. Y al tener una pérdida en automático caemos en un duelo. Para ello, antes de nada, hay que saber diferenciar entre el hecho de cerrar ciclos y el de tener una pérdida. El cierre de grandes etapas de la vida supone pérdidas e implica duelos, pero no tiene el carácter súbito o profundamente doloroso que comportan las pérdidas como tal. Por lo tanto, el cierre de un ciclo comprende pérdidas, pero estas no necesariamente incluyen un cierre de ciclo.

Lo importante de cerrar ciclos es que incide de manera directa en lo que se hará en un futuro. Si el ciclo, sea cual sea, permaneceabierto, interfiere con el avance personal. Es como dejar una llave que gotea sin repararla y esperar a que esto no incida en el costo económico y ecológico del agua.

Cuando somos incapaces de centrarnos en el presente y disfrutar de nuestro ahora, es hora de cerrar etapas o ciclos. No se pueden mantener todas las puertas abiertas para avanzar. Para que haya un nuevo comienzo se necesita un final. Y es por ello que debemos aprender a cerrar puertas.

Al dar punto final a ciclos o cerrar puertas, no debemos aferrarnos a un pasado que jamás volverá. Debemos desprendernos de esas cargas pasadas. Tenemos que aceptar todo aquello que no se pudo realizar, recordar lo que fue, y mirar hacia adelante. No podemos caminar cómodamente con la mochila llena, recuerda que tú viaje debe de ser ligero sin cargas que no te pertenecen.

Para poder cerrar las puertas de un modo sano debemos desprendernos de las emociones negativas, como puede ser el rencor, la culpabilidad, o la ira. Esto se puede lograr mediante el respeto y el cariño, no es sencillo, pero si no se hace de esa manera no podemos seguir adelante cargando dolor. Hay que dejar a un lado el daño sufrido. No significa que tengas que perdonar a quien te dañó, sino que cierres la puerta con la mayor paz interior posible. Y para ello lo mejor es dejar a un lado lo ocurrido y mirar al futuro sin esa carga tan pesada.

Para cerrar ciclos, lo primero es dejar ir. Los seres humanos tendemos a aferrarnos a lo conocido, por más negativo que sea. La costumbre es más fuerte y poderosa esto nos mantiene inertes. Se percibe como si fuera más fácil soportar lo malo conocido, que emprender la aventura de lo bueno por conocer. Esto provoca una resistencia a cerrar ciclos. Hay una parte de nosotros que quisiera seguir en lo mismo y no experimentar nada nuevo la primera tarea sea la de dejar ir para poder cerrar una puerta Un ciclo se cierra cuando el proceso ya se completó y solo quedan restos del mismo. El cierre solo puede hacerse de manera consciente. Es posible que ya no haya algo a qué aferrarse, pero mentalmente seguimos conectados a ello.

Al despedirse se debe hacer un balance. Aunque cerrar ciclos se refiera a abandonar realidades que nos hacen daño, siempre originará un duelo. Por lo tanto, es necesario permitirnos vivir esa tristeza que traen consigo los finales y despedirnos de esa realidad que está por desaparecer. Los ciclos no se cierran metiendo la cabeza en la tierra como un avestruz. Ni dando la espalda a lo que sucede para evitar sentirnos mal. Lo mejor es repasar, paso a paso, cada una de las vivencias que formaron parte de ese proceso. Identificar el comienzo, los momentos más relevantes y las sensaciones que experimentamos.

A partir de esto se puede hacer un balance, evaluando las vivencias positivas, y también negativas. Qué se aprendió y qué no. Qué aportó a nuestro crecimiento y cómo contribuyó a nuestras limitaciones. Esta es la mejor manera de decir adiós.

El principal objetivo de cerrar ciclos es ponernos en paz con el pasado inmediato, para seguir adelante sin que lo vivido nos afecte, ni invada nuestro presente. Todo final implica también un comienzo. Ese comienzo debe ser el foco de nuestra atención y nuestro interés.

Lo nuevo no tiene por qué asustarnos. Es normal que implique un desequilibrio inicial, pero en relativamente poco tiempo comenzará a revelar sus bondades. Movernos de lo conocido a lo incierto siempre tiene un toque de aventura y supone aprendizajes, sorpresas y, por supuesto, adaptaciones. La mayoría de las veces, los cambios nos dan mucho más de lo que nos quita.

Cerrar ciclos es vital para nuestra salud mental. De no hacerlo, vamos a sentirnos atiborrados y confundidos frente al futuro. A lo que se fue, hay que darle una sepultura de primera y decirle adiós. Vivir nuetro duelo y sacar lo mejor de ello o por lo menos el aprendizaje que nos dejo A lo nuevo hay que recibirlo con los brazos abiertos y una bienvenida en el corazón.

Tenemos que aprender a cerrar puertas, cerrar literal no dejar entre abierto por si decide volver o por si se puede volver a dar, debemos concluir las etapas finalizadas de la mejor forma posible. Hay muchas experiencias y cosas que vivir, relaciones satisfactorias que tener. Tu futuro es tuyo, y vívelo como quieras, y con quien quieras.

Al cerrar puertas hay inevitablemente, nuevos comienzos. De ese modo aprende de nuevo a tener sueños y esperanzas, pero con la experiencia de lo ya vivido, de lo enseñado. Céntrate en esas experiencias, y haz todo aquello que te haga feliz y te permita evolucionar. Tienes el derecho a cuidarte y a mirar por ti. Debes de trabajar para no salir lastimada nuevamente o caer en los mismos roles que te llevaron a cerrar puertas y hasta poner cerraduras a esas puertas.

Al cerrar puertas hay inevitablemente, nuevos comienzos.

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