La Misión

Criterios Jaime A. Romano

¿Alguna vez han reconocido la banda sonora de una película? Es decir, están en un ambiente diferente a un cine o a cualquiera relativo a dicho género y escuchan una canción que los remonta a una escena en particular de algún film. Ya sean las pocas notas que identifican que se acerca un tiburón, unos violines que indican el momento en el que una chica es asesinada en una bañera de un motel, una composición que nos recuerda un grupo de muchachos corriendo en la playa lentamente, pero a la vez épicamente… en fin miles de recuerdos que pueden ser alentados gracias a la música que acompañó una historia.

Una de mis bandas sonoras favoritas es aquella compuesta por el gran maestro Ennio Morricone para la película llamada “La misión”. No solamente es la maestría de la composición de este grande de la música lo que hace que esta historia resalte, sino también el fondo del relato que cuenta (de manera romantizada, mas no histórica) parte del proceso de evangelización realizado por sacerdotes Jesuitas en Sudamérica durante el siglo XVIII. Así es como quizás muchos conocieron la labor del Jesuita.

Muchas veces (y en especial en la época que vivimos) se juzgan los hechos del pasado bajo la visión del presente, y por ende llegamos a tener a cientos de “villanos de la historia” aquellos personajes que son odiados y día a día se habla de ellos con rencor y desprecio, aquí solo me enfocaré en los aspectos positivos de la influencia del Jesuita en su labor evangelizadora, educadora no solo en la religión que profesan sino también en la ciencia, creadora de comunidad y sobretodo la del sacrificio.

Aunque la historia de la Compañía de Jesús es complicada, recordemos que por un capricho del monarca Carlos III, se ordenó que la joven orden religiosa no debía estar en ninguno de los territorios de la Corona, los cuales abarcaban buena parte del globo, así por algún tiempo abandonaron sus templos, escuelas, misiones y comunidades, pero a su regreso continuaron con la labor educativa y de crecimiento con la que se comprometieron.

Quizás muchos lleguen a pensar que el propósito de esta congregación ha cambiado y se ha enfocado a cierto sector poblacional más afortunado, a lo cual quizás si se toma el “sistema educativo” podríamos estar en lo cierto, pero los trabajos que realiza como el Centro de Derechos Humanos dedicado a la promoción de la igualdad y justicia de grupos marginados; el Servicio a Migrantes, servicio a Refugiados, la Radio Huaya dedicada al campo así como muchas más obras en las que la congregación se enfoca día a día.

De igual forma es importante el trabajo que hacen continuamente generando comunidad en las distintas ubicaciones geográficas del Territorio Nacional, así con parroquias en diferentes Estados de la República el trabajo de la orden que hace poco celebró 500 años es de admirarse.

Por ende, la noticia que llegó esta semana sobre la perdida de dos hermanos que daban su vida por una comunidad Tarahumara en el Estado de Chihuahua es una que no solo afecta a quienes participan de la religión, sino que también afectó de gran manera a una comunidad que ha perdido a dos compañeros que se preocupaban por su entorno, que se ocuparon de aprender los usos y costumbres de la región, y con su trabajo y esmero lograron encontrar un espacio en una sociedad que se encuentra olvidada por el resto del país, que solo sale a relucir cuando algo trágico sucede en ella.

La pérdida de dos hermanos que dedicaron su vida a amar y servir es sin duda algo que duele, las condiciones en las que perdieron la vida duelen aún más; sin duda quedarán en la historia de la orden religiosa y en la memoria y corazones de todos aquellos quienes cruzaron camino con ellos.