Quejarse no es duro, duro es no saber ser agradecidos.
Todos al iniciar un nuevo año nos llenamos de propósitos y buenos deseos, pero hemos hecho un recuento de todo lo que se nos dio durante el año que termina. Debemos hacer un recuento de todo lo que tenemos y todo lo que recibimos y lo más importante, agradecer por todo lo que nos fue dado.
La gratitud no solo es la más grande de las virtudes sino la madre de todas. Cicerón. Todos los días debemos agradecer. El agradecer es una ventaja evolutiva que nos ha ayudado a sobrevivir como especie, a crear vínculos sociales.
La psicología no tomaba mucho en cuenta la acción de agradecer, actualmente ha hecho algunos estudios y ha determinado que agradecer es una emoción positiva que ayuda mucho a nuestro cerebro en diferentes áreas de él.
Y al no ser agradecidos no valoramos todo lo que se nos da, como se da se genera la sensación de que siempre se tendrá, pero que sucede cuando eso no se da.
A veces nos queda algún pedazo de pan después de merendar al día siguiente decimos “Este pan esta duro” y es probable que lo este, pensando en ello quiero hacer la siguiente reflexión del psicólogo Wilder Hernández: “El pan no está duro…Duro es no tener pan”.
Cuantas veces no valoramos ni agradecemos lo que tenemos, lo que la vida nos da. Y no es ir dando gracias a toda hora y por todo, es agradecer cuando estamos a punto de reclamar o decir que no tenemos tal o cual cosa, que no se cumplió algún propósito o deseo.
Parece mentira, pero somos especialistas en quejarnos sin razón, sin sentido, por tonterías, por egoísmo que nos quiere decir el psicólogo Hernández con su reflexión que muchas veces nos quejamos de algo sin darnos cuenta que hay mucha gente que ni ese algo tiene. Cuantas veces decimos que tenemos un trabajo muy duro, cuando vemos a gente que no tiene un trabajo y eso si es duro. Alguna vez dije que duro es tener un carro dañado, cuando mucha gente quisiera tener ese auto aunque pasado de moda, despintado o raspado para poder moverse. Cuantos desean un auto para llegar a tiempo a su trabajo, trasladar a su familia y poder salir de paseo. Simplemente para no tener que caminar a tomar el autobús.
También podríamos decir que duro es caminar, pero es más duro no tener piernas para hacerlo, tener alguna incapacidad que no permita movernos por nosotros mismos. Duro es no poder caminar.
Muchas veces nos quejamos por la comida, que no es de nuestro agrado o bien no nos gusta, sin pensar que difícil seria no tener un pan que llevarnos a la boca. Cuanta gente sufre de hambre en el mundo y nosotros no somos capaces de repetir la comida de ayer hoy o lo peor tirar la comida. Debemos agradecer el alimento que se tiene y si es posible compartirlo.
Perder una pelea en algún problema familiar no es duro, difícil es perder un familiar o vivir en soledad.
Decir un te quiero mirando a los ojos a la otra persona no es difícil, lo duro es decirlo frente a una lápida o un féretro donde ya no tienen sentido las palabras. O sabemos si aún nos escuchan pero lo que si es que ya no vamos a tener una respuesta o alguna reacción de la persona a la que le decimos te amo. No desperdiciemos el tiempo en enojos o en querer ser los fuertes y por eso contener las palabras o las muestras de amor a las personas importantes de nuestra vida y quedarnos con todo eso que queremos decir.
Todos los días debemos agradecer el hecho de estar vivos, tener un techo, familia, pareja, hijos, salud, trabajo, comida, etc. No quiero decir que debemos pasar agradeciendo a cada rato, recuerden que agradecer también se puede hacer disfrutando lo que tenemos sin estar enojados con la vida o con Dios por lo que no se tiene. Es bueno hacer propósitos de año nuevo y plantearnos metas, pero no debemos permitir que el no realizarlo nos frustre o enoje. Agradece desde el corazón por todo lo que se te ha dado y por todo lo que te falta por llegar.
Hoy es un buen día para dar gracias por la vida, por lo que tenemos y no dejar que nuestra felicidad dependa de algo o de alguien. Nuestra felicidad depende de nosotros mismos y de lo agradecidos que seamos.
La gratitud no es solo la más grande de las virtudes sino la madre de todas las demás. Cicerón
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