Vámonos …
Todos cuando vamos a realizar un viaje lo empezamos a preparar y planear. Compramos ropa que vamos a necesitar, checamos nuestro auto si vamos a viajar en él, checamos los horarios e itinerarios de del avión, tren o autobuses. Pero estamos preparados para el último viaje, este llega sin avisarnos, sin prepararnos, sin decidirlo. Y, a veces, no nos permite ni despedirnos, y nos vamos sin un adiós sin un abrazo sin un te amo sin un perdóname. Con la pandemia cuanta gente partió y no tuvimos ni tuvo oportunidad de una despedida, de tomarnos de las manos y sentir que no se está solo.
Mientras vivimos, realizamos tantos viajes y hacemos tantos planes, pero nunca pensamos en ése último viaje, que llega cuando menos lo esperamos y como un ladrón llega de sorpresa y nos transporta a otro plano.
Es como un rapto que deja una estela de dolor y llanto en todos nuestros seres queridos, es inexplicable y lleno de asombro, cuesta creerlo porque parece una mentira, y es una lucha para los nuestros, poder aceptarlo porque duele. Es caer en duelo y sentir que no se puede ni respirar por tanto dolor que sentimos
Nunca pensamos que en cualquier instante podemos perder la vida y la desperdiciamos corriendo tras muchas cosas, acumulando bienes y apegándonos
A nuestros bienes, sabiendo que al final no nos vamos a llevar nada de este plano al momento que trascendamos.
A veces, salimos de casa enojados con nuestros seres queridos sin pensar que quizás no vamos a regresar y que ese es nuestro último adiós y será el último recuerdo que dejaremos. Pero así, es como vivimos. Debemos hacer un alto y pensar cómo queremos ser recordados, como va a ser ese viaje a algo nuevo y desconocido, que nos gustaría hicieran como ritual de despedida nuestros familiares, a quien le dejaríamos nuestras cosas materiales. Nos dará tiempo hacer nuestra caja de recuerdos para que nos la pongan junto a nuestros restos o sea cremada junto a nuestro cuerpo.
Ver morir a tanta gente a mi alrededor, y atender a tanto doliente para acompañarlos en su duelo que me ha hecho reflexionar sobre este tema y al observar mi vida, puedo ver que mi juventud es sólo un eco lejano, que mi vida se ha ido gastando y sólo es un cuarto lo que me queda. El tren que nos lleva de regreso nos recoge sin avisar.
No le importa si estás dormido, si estás despierto, si estás desnudo o estás vestido, si estás o no estás listo, sólo llega…y con él, te lleva.
Y me doy cuenta…cuánto tiempo he perdido, postergando cosas que quiero hacer,
Siempre esperamos el mejor momento para realizar cosas, estrenar ropay zapatos, para decir un te quiero. Sabemos realmente cuando es el mejor momento. Quizás nunca hemos hecho un alto y pensamos que voy hacer o como quiero que sea mi último viaje.
¿Pero cuál es el mejor momento? Me pregunto.-Y descubro que éste, es el mejor momento, el único que existe y el único en que puedo ser y actuar.
Y decido, que a partir de hoy, quiero vivir presente y dejar de postergar las cosas, porque este momento es el único seguro y lo viviré día a día, como si fuera el último. No esperes ni postergues, actúa y vive tú vida como la quieres vivir, hoy es ese momento, a quién o qué se espera, debemos vivir la vida que nos fue dada para eso para vivirla.
Debemos hacer un alto y agradecer por tantas cosas y dar las gracias a todas las personas que forman parte de nuestra historia; han sido como especies alimenticias que le han dado sabor a la vida, sin la presencia de ustedes, sería insípida y vacía y quiero que se den cuenta de la importancia y el valor que tienen cada uno de ustedes todos los días de nuestras vidas.
Agradecer a Dios por todo lo vivido, por todo lo aprendido, por todas las fallas y sobre todo porque hemos amado, porque amar nos ha llenado la vida
Tenemos que saldar cuentas con la vida, debemos perdonar y pedir perdón por todos los errores, soltar y dejar ir todas las amarras.
Todos pensamos antes de morir me gustaría…Sale una lista de proyectos y acciones, va desde un viaje soñado hasta un plan lleno de adrenalina. Quizás ya tenemos un plan de vida, pero nos faltan muchos puntos por concluir o avanzar en ellos.
Cierra por un momento tus ojos e imagina que una voz te dice “hoy es el último día de vida para ti”. ¿Qué harías? ¿A quién llamarías? ¿A dónde irías? Entrarías en duelo inmediatamente negando que eso te está sucediendo, te enojarías, negociarías, entrarías en depresión. Vivirías un duelo en todas sus etapas en un solo día y sería una especie de electrocardiograma, entrarías de una etapa a otra y regresarías a cada una muchas veces.
Es momento de hacer un alto y pensar un poco en ese último viaje, como lo quieres dejar organizado, desde si quieres ser enterrado o cremado, hasta la ropa que deseas llevar a tu funeral. Si quieres música en él y tus cosas materiales de mucho valor deja estipulado para quien van a ser, evita problemas y conflictos para los que se quedan. Y tus cosas de valor sentimental, ¿Qué vas hacer con ellas? Ya en un artículo pasado escribí sobre la caja de los recuerdos, ten lista tú caja de recuerdos y escribe en ella que quieres hacer con todo lo que contiene cuando tu partas a tu último viaje.
Realmente realiza un análisis si en algún momento habías pensado en tu último viaje, estoy segura que la respuesta será, no. Entonces te invito a que hagas una pausa y pienses como deseas que sea tu último viaje, analiza como ha sido tu vida hasta el día de hoy y cómo quieres que sea de aquí en adelante. Pero lo más importante empieza a vivir intensamente la vida a partir de hoy para que cuando sea tu último viaje no le debas ni te deba nada la vida.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Página en FB www.facebook.com/tanatologiaadiosalduelo
Instagram @marthatanatologa