El Siglo de Oro, que abarcó aproximadamente desde finales del siglo XV hasta el siglo XVII, fue un periodo de gran florecimiento cultural, artístico y literario en España. Entre los muchos talentos que emergieron en esta época y en exponentes que llegaron a México destacan Fernán González de Eslava, Pedro Trejo, establecidos en la Nueva España, así como la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, cuya contribución a la música, la poesía y la cultura en general dejaron una huella que perdura en nuestros días.
Esta época coincidió con un periodo de gran expansión y exploración, así como de conflictos políticos y religiosos, como la Contrarreforma. La influencia de la Iglesia Católica en la cultura y las artes era notable, esto se reflejaba en la música sacra y los villancicos de la época. A pesar de las tensiones, el Siglo de Oro fue testigo de una extraordinaria producción artística.
Con la conquista y la evangelización, las expresiones culturales en México irremediablemente se vieron influenciadas por el contexto, las festividades en Navidad no fueron la excepción. Los villancicos que se originaron en el renacimiento, como canciones populares, se volvieron a razón de contar historias relacionadas al nacimiento del niño Jesús y las expresiones de la iglesia.
Fernán González de Eslava fue un prolífico compositor y poeta español del Renacimiento. Nació en 1534 y es conocido por su obra “Cancionero de la Sablonara”, una colección de villancicos y canciones populares.
Eslava, influido por la corriente cultural renacentista, fusionó elementos populares con formas más refinadas de la música y la poesía de la época. Sus villancicos reflejan la riqueza de la tradición musical española, incorporando ritmos y letras que a menudo abordaban temas pastorales y festivos.
Por su parte Pedro Trejo, desempeñó un papel crucial en la teoría musical del Siglo de Oro. Nacido en 1534, Trejo fue un teórico musical que contribuyó significativamente al desarrollo de la estructura músical.
Trejo influyó en la formación de músicos y compositores de la época, contribuyendo así al enriquecimiento del repertorio musical del Siglo de Oro.
Sor Juana Inés de la Cruz, nacida en 1648 en la Nueva España, hoy México, destacó en un momento en que la cultura del Siglo de Oro se extendía más allá de las fronteras de España.
Aunque usualmente es más conocida por sus obras literarias y filosóficas, Sor Juana también incursionó en la música y los villancicos. Sus composiciones reflejan su habilidad para combinar la devoción religiosa con la expresión artística, creando obras que resonaban tanto en lo espiritual como en lo estético.
Un dato curioso es que Fernán González de Eslava y Pedro Trejo pudieron haberse cruzado en círculos literarios y musicales de la época, ya que compartieron el mismo periodo histórico. Aunque la religión desempeñó un papel dominante, la creatividad de estos exponentes a menudo desafiaba las restricciones impuestas por las normas sociales y religiosas de la época.
Su contribución a la música y la poesía sigue siendo apreciada y estudiada en la actualidad. Estos exponentes fueron pioneros en la fusión de lo popular y lo erudito, creando una riqueza cultural que perdura aún después de siglos.
