Hace no mucho en la sobremesa después de degustar unos deliciosos chiles en nogada hechos por mí, estábamos platicando de como mis hermanas y mi abuela se acordaban de cuando mis hermanas y yo éramos chicas, que si el cumpleaños de no sé quién, que si la borrachera de año nuevo de mil novecientos noventa y algo… y yo no me acuerdo de nada, nadita nada; pero estas cuestiones de mi memoria ya se las he contado.
Lo mismo me paso hace creo 2 años cuando alguien de mi pasado muy lejano, subió una foto de cuando ambas íbamos en el kínder y en esa foto de más o menos 20 mocosillos se fueron etiquetando a varios y poco a poco todo se llenó de comentarios sobre traumas de la infancia: que si el closet donde te encerraban, que si te castigaban hablándole al árbol; que si te dejaban en el sol como castigo. No dudo que sea cierto, mis hermanas también hablan de eso y al parecer una de mis primas era la clienta número uno de esos castigos; pero yo no tengo recuerdo de nada.
En mi opinión, creo estas maestras estaban “educadas” a la antigua, para aquellos días que son casi hace 35 años y estoy segura que a dichas maestras les tocó un tipo de enseñanza mil veces peor, por lo que consideraban que estos “métodos de enseñanza” era leves y “funcionaron” para los adultos que somos ahora; no tengo contacto cercano con ninguno pero como muchos fuimos a la misma escuela, diferente a dicho kinder, hasta nuestra preparatoria, aparecemos en nuestros Facebook y creo crecimos para ser seres de bien.
Y todo esto volvió a mi mente porque en Estados Unidos salió la noticia de que arrestaron a una mujer que por YouTube se dedicaba a dar consejos de como “educar” a los hijos y descubrieron a su hijo pequeño, saliendo a la calle a pedir ayuda porque tenía hambre; el niño estaba desnutrido y tenía cinta industrial en la piel que le causaba heridas; una de sus hijas mayores había huido de su casa y en sus videos contó como castigo a otro de sus hijos quitándole su cama… por 6 meses. También han salido documentales de métodos basados en religión en los que los castigos físicos comienzan con los niños siendo bebés para “controlar su voluntad”.
Aquí en México, el golpe, en sus diferentes intensidades, solía ser casi básico; con las generaciones creo que cambio al silencio para que cada quien “pensara en lo que había hecho”; y ahora la mayoría de los niños tienen de 3 sabores: o los niños a los que no les hacen porque los papás no quieren dejar de hacer sus cosas o la posibilidad de atenderlos por estar trabajando; los que tienen papás “helicópteros” que no dejan de proteger a sus hijos y los afortunados que tienen un poco de esto y un poco de aquello. Aun así gran parte de los libros que llegan sobre educar a los hijos son de autores estadounidenses.
“Criar Sin Mitos” de Emily Oster es uno de esos libros; ella habla de que mucha gente alrededor de los padres siempre tienen un consejo de como “ayudarte” con la bendición y a veces, aunque sea traición, no es lo óptimo ni para uno como padre ni pal chamaco en cuestión. Me gusta porque habla de varios temas en los hay métodos que algunos juzgarían, por ejemplo el chantajear a tus hijos a que hagan algo a cambio de un dulce; ¿Qué tiene de malo eso? Creo es mejor darle un chocolatin por hacer un quehacer que mandarlo a dormir en el piso por meses.
¡Esta Casa No Es Un Hotel! De Irene Orce, es el libro perfecto para los papas que quieren que sus hijos no vivan lo que ellos vivieron, entonces les crean traumas diferentes para los cuales no tienen capacidad ni de entender; este libro está escrito desde la perspectiva de las bendiciones, para que te acuerdes de cuando tú eras quien decía que tus papas eran los tiranos a los que les hechas la culpa de ser como eres.
Yo soy de la opinión de que un grito y hasta un manazo, si la situación lo amerita, no está mal; el silencio absoluto y la mirada matona siempre serán métodos eficientes, hasta para adultos… Traumas tenemos todos, de errores de nuestros papás nos toca aprender pero es importante que la disciplina esté presente en la vida de los niños, sin importar la edad que tengan; la excusa de “es que es un niño” no debería de existir, porque así como están los chamacos que son pesadillas, hay niños muy educados; cuando te encuentras con un chamaco rebelde no piensas… oh ese niño es problemático… piensas “¿qué demonios les pasa a los papás que no controlan a ese ente malévolo”. Como sea, ya hablaran de sus traumas de la infancia, hagas lo que hagas, con su terapeuta en el futuro.