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Otras maternidades en México: un dolor que “desgarra”

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En la última participación hablé de la maternidad para los mexicanos, un tema de canciones, celebraciones y flores, que incluso puede rayar en lo cursi; sin embargo, las maternidades tienen muchas caras en México, hoy vamos a hablar de otras maternidades que expresan el mismo amor y protección, pero de maneras dolorosas derivadas de sucesos, seguramente terribles, que le pasaron a sus hijas e hijos.

Así le pasó a Marisela Escobedo, quien fue asesinada en el año 2010, mientras protestaba por el feminicidio de su hija Rubí de 16 años, frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua después de que esta fuera asesinada en el 2008 por su expareja sentimental. Marisela, enfermera de profesión, encontró al feminicida de su hija por sus propios medios y sin ningún apoyo del Estado, logró su aprehensión y después fue testigo de cómo un juez liberó a dicho feminicida.

La historia de Marisela salió a la luz porque Televisa le dedicó un capítulo de su telenovela La Rosa de Guadalupe, Netflix hizo el documental (buenísimo) Las Tres muertes de Marisela Escobedo y porque se le puso su nombre a un inmueble, sin embargo, todos los días miles de madres mexicanas salen a buscar a sus hijos como pueden y con lo que tienen: preguntando, desenterrando zonas despobladas con sus propias manos, publicando en redes, apoyándose entre ellas.

Las madres que buscan a sus hijas e hijos han sido fundamentales para encontrar las más de 2.700 fosas clandestinas que hay en México, se enfrentan a grupos del crimen organizado que han tomado represalias en contra de ellas, como es el caso de Lorenza Cano, madre buscadora del colectivo Salamanca Unidos Buscando Desaparecidos, quien fue secuestrada a principios del año y no ha aparecido, lo que ha generado pavor entre las otras madres de dicho colectivo, y quienes no han obtenido ningún tipo de apoyo del Estado. Otro caso también representativo, son las madres de los los 43 desaparecidos Ayotzinapa en Iguala, las cuales salieron a las zonas despobladas a buscar a sus hijas e hijos, encontrando así,  más de 500 cuerpos, pero ninguno era el de los 43.

Las madres buscadoras se enfrentan a todo; el crimen organizado, las venganzas, la apatía de las autoridades estatales para apoyarlas; se hicieron tan comunes que ya no son noticia, la falta de recursos, la desesperación de no saber dónde se encuentran sus seres queridos, las hacen imparable pero también, surge el interrogante:¿Puede alguien imaginar el dolor y la desesperación de una madre que dedica su vida a buscar a sus hijos desenterrando montes? Pienso que la magnitud de su sufrimiento lo hace incompresible, y el abandono estatal y social, las convierte en una comunidad donde solo se tienen entre ellas.

Para las miles de madres buscadoras en México el 10 de mayo no fue un día de familia, canciones y flores, sino todo lo contrario.