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#EL FUTBOL Y SUS IGNORANTES

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Como borregos al rebaño

El deporte siempre ha estado ligado a hábitos de disciplina. Sin duda, esta dedicación muchas veces les permite a los deportistas destacar en otras áreas, incluyendo el ámbito académico. Sin embargo, no se puede generalizar, ya que los casos son diversos y cada uno tiene su propia realidad.

Pero, por otro lado, están los espectadores, y esto ya es “otro cuento”. No puedo evitar pensar que el fútbol se ha convertido en una industria masiva, promovida y aplaudida en su mayoría, por un gran número de personas ignorantes, muchos quizás aficionados, mientras que otros, poco o nada conocimiento tienen de este deporte, simplemente se dejan llevar por la fuerza de las masas: como borregos al rebaño.

Lo sucedido el 12 de julio durante el partido entre Colombia y Argentina por la final de la Copa América, celebrado en el Hard Rock Stadium de Miami, resulta casi inverosímil. Las imágenes hablan por sí mismas: cientos de espectadores, en su mayoría colombianos, sin mostrar respeto ni temor hacia la autoridad estadounidense, es decir, a la autoridad estatal del país al cual no pertenecen, se aglomeraron, se agredieron y protagonizaron actos de vandalismo. Algunos incluso dañaron la estructura del estadio y pusieron en riesgo su propia vida y la de otros al introducirse en los ductos de ventilación.

Hoy, muchos enfrentan deportaciones, pago de fianzas, multas y procesos judiciales con posibles condenas de hasta 5 años de cárcel. La pregunta es, ¿esto valió la pena? o mejor, ¿Cuál es la magnitud de la importancia de ver un partido de futbol?, propongo un debate: ¿el fútbol contribuye a la construcción de identidad nacional?, ¿Y qué entendemos por identidad nacional y su utilidad en la construcción de una sociedad progresista?

Estos incidentes no son nuevos. Las barras bravas en varios países, incluyendo Colombia, representan un fenómeno social y delincuencial de difícil manejo. Esto refuerza en sectores polarizados de la sociedad la percepción de que la pasión por el fútbol está ligada a la ignorancia.

Hace ya varios años, un sector de intelectuales declaró de forma frontal esta afirmación, Jorge Luis Borges dijo: “El fútbol es popular porque la estupidez es popular”, Fernando Savater escribió:

“El espectador de fútbol no hace incesantemente más que perder. Mientras los equipos juegan, pierde los nervios; cuando su equipo es derrotado, pierde la compostura y la decencia; pero si su tribu vence, él pierde la cabeza”.

Particularmente debo decir que, como muchos deportes, el futbol me ha llamado la atención, pero el fanatismo desbordado, el irrespeto social que tiene el bullicio interminable de la gente justificado en que juega su selección, “la selección del país”, me han predispuesto negativamente. La idolatría hacia este deporte fomenta un desinterés en mí, como una forma de alejarme de esa degradación social. Es frustrante observar cómo la atención se centra en el televisor mientras en el país ocurren tragedias o logros que realmente merecen reconocimiento u orgullo internacional.

Esta cortina de humo sigue logrando que mientras un país dirija su atención a la banalidad de un partido de futbol, el populismo político y la corrupción legislativa aprovechen la distracción para llevar a cabo sus agendas… otra entretención más que convierte a muchas naciones pobres en ignorantes de sus realidades, de lo que realmente merece atención, acción, debate, opinión, tendencia y miles de hashtags.