El día de hoy nos amanecemos con la noticia de que el ex secretario de Seguridad en las épocas de Felipe Calderón fue encontrado culpable de narcotráfico… en otras noticias, el cielo es azul y el agua moja.
No crean que yo tengo favoritismo por algún político o corriente política en el país, porque no es así, porque para que prefiriera a uno tendrían que ser diferentes entre ellos y no, todos son iguales, sin importar el partido, el año, el género o el puesto, todos los políticos son iguales porque son humanos y como buenos humanos buscan primero el beneficio propio y está bien. Que aviente la primera piedra quien no siga el famoso proverbio “o chingas o te chingas”.
“García Luna, El Señor De La Muerte” de Francisco Cruz Jiménez nos cuenta la historia de cómo García Luna llego a obtener tanto poder durante los sexenios panistas de Felipe Calderón y Vicente Fox; pero su carrera inició con Carlos Salinas de Gortari. Durante años mantuvo una imagen pública de funcionario honesto, sin embargo, hay pruebas de que desde 2006 ya estaba asociado a los narcos y ustedes saben que yo amo una buena historia de narcos. García Luna era aliado del Cartel de Sinaloa y eso fue maldición ya que sus enemigos, como los Beltrán Leyva, declararon en su contra y por eso ahora pasará muchos años en la cárcel. El Topo, como lo apodaba el Chapo, vio en la mala publicidad y en la desaparición de documentos su mejor arma para aniquilar a sus enemigos; colocó en áreas clave a su gente de confianza. Este libro salió en 2020 y creo que es una casi una guía paso a paso para entender su juicio y su próxima condena.
Pero la cuestión de guardar secretos y poner a la gente de confianza no es nuevo; podemos decir que es algo que se da desde el porfiriato y es el motivo por el cual creo que todos los políticos son iguales; cómo va a haber diferencia entre unos y otros si todos han llegado a la vida política porque algún conocido los metió, como no van a ser “fieles” a los que ahora están en el poder si a todos “les hicieron una oferta que no pudieron rechazar”.
Otro caso del que seguramente solo habrá un culpable, es el caso de Emilio Lozoya. “Gigante De Lodo. Odebrech. Lozoya Y Su Redes De Complicidad” de Raúl Olmos explica sobre las lecciones compradas, sobornos, lavado de dinero y un paraíso de impunidad en México (que aplican en cualquier momento de la historia mexicana), pero en este caso nos remontamos al gobierno de Peña Nieto cuando el departamento de sobornos de la trasnacional brasileña Odebrecht transfirió casi un millón de dólares a una cuenta ligada a uno de los hombres más cercanos al entonces mandatario electo. El libro muestra la sincronía entre los sobornos, que cuenta la leyenda fueron de más de 16 millones de dólares, y la entrega de contratos multimillonarios a Odebrecht en México. En la actualidad todo cae en ese hombre de confianza de Peña Nieto, Emilio Lozoya, pero no es el único, incluso él ha dicho que puede dar pruebas del resto de los involucrados e incluso hacer pagos al país por los daños causados, pero no, el gobierno ha preferido aplazar su juicio 4 veces… ¿casualidad? No lo creo; yo creo que en los ámbitos del gobierno actual aún hay personas involucradas en estos menesteres y por eso prefieren llevarse las cosas con calma, pero eso es solo lo que yo creo.
El gobierno apesta y esa declaración aplica en todos los países del mundo; el creer que solo hay un culpable de lo que pasa son patrañas y creer que una sola persona y en 4 años todo va a cambiar es una fantasía… pero muchos lo creyeron y pues seguimos en el camino de siempre; en lo único que podemos tener esperanza es de que, aunque sea por encimita hay culpables y tal vez aunque sea por vergüenza, esta forma de robar se reduzca un poco.