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El uso de la tecnología en época de pandemia

Criterios María Eugenia Macías Ríos

Estimados cibernautas, en esta ocasión me gustaría hablarles de un tema que a todos nos ha afectado en mayor o menor medida en esta época de pandemia. Hace algunos años nacía un nuevo concepto el Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), que se refiere a la interconexión digital de cosas cotidianas a internet, que influyendo ubicuamente desde lo individual hasta la forma de como las personas se relacionan en una sociedad que asimila los nuevos retos digitales, ofreciendo oportunidades y paradigmas disruptivos para tener acceso a distintos rubros de la cotidianidad; la educación, seguridad, asistencia en el trasporte, servicios gubernamentales, acceso a la información, compras en línea, servicios de salud, trabajo colaborativo, (por mencionar los más representativos), que nos ofrece un enfoque de trasformación digital para beneficio colectivo y la inmediatez de romper las barreras de espacio y tiempo. 

Hasta los más conservadores se vieron obligados a dar un vistazo a los avances de IoT en estos tiempos de COVID-19, ya que no podemos dejar de ser productivos, debemos seguir generando ingresos y mantener nuestra interacción social, por lo que para muchos el recurrir a la tecnología fue una opción para continuar trabajando, estudiando y mantenernos comunicados, sin embargo, la brecha digital que por años no ha sido posible realmente disminuir, se manifestó de forma abrumadora afectando negativamente a organizaciones, empresas, el sector educativo y  gubernamental, sin remedio y sin estar socialmente preparados, fue necesario trascender a modalidades en línea.   

9 de cada 10 pequeñas o medianas empresas fueron sorprendidas por la pandemia al no estar preparadas tecnológicamente, y haciendo a un lado los giros comerciales que por su naturaleza no pueden realizarse en línea, las empresas enviaron a sus colaboradores a trabajar desde casa, estableciendo guardias y esquemas escalonados de ocupación de instalaciones; los retos aumentaron en las familias que tienen hijos que están estudiando, porque sin mayor planeación desde los niveles básicos hasta profesionales fueron confinados al mismo espacio físico que los padres; la red empezó a compartirse, la privacidad para realizar labores del día a día dejó de existir y la atención e interacción del núcleo familiar se vio afectada (una familia promedio necesita al menos una conexión de 10MB); los proveedores de Internet reportan que hubo un aumento de más del 40% en el uso de Internet.  

Varios profesionales y estudiantes se vieron sorprendidos por no contar con una computadora para realizar sus labores (muchos tuvieron que solicitar prestamos o comprar a meses un equipo), fue necesario preparar espacios reservados en casa para trabajar/estudiar y establecer estrategias (mucho mas empíricas) de concentración en un entorno caótico donde todos requerían apoyo y atención, con infinidad de fuentes que invitan a la procrastinación. Nótese que en este punto la mayoría no está pensando en temas de ciberseguridad, ni las empresas, ni las escuelas, ni el sector gobierno, tienen contemplados mecanismos de conexión segura a una red corporativa, donde se resguarde la información sensible. 

Tendrá que pasar el tiempo para saber las implicaciones e impacto que ha tenido a nivel mundial, nacional y local la contingencia sanitaria, podremos referirnos a un antes y después (la nueva normalidad). 

Se empieza a vislumbrar un aumento en la diferencia de oportunidades, en el sector educativo la UNESCO reporta que 1,184.1 millones de niños y jóvenes en 143 países que se han visto afectados, resultado de la existente desigualdad del acceso a internet y dispositivos tecnológicos para realizar labores académicas; esto no es un resultado a consecuencia del COVID-19, nuestra sociedad ya arrastra una historia de inequitativa repartición de riqueza que se ve reflejado en la prestación de servicios por parte de los gobiernos y el acceso a servicios para su población. 

Son irrefutables las ventajas de la educación en un Ambiente Virtual de Aprendizaje, sin embargo, debemos ser conscientes que en México como en otros países existe una brecha en la formación tecnológica, ante esta realidad, se requiere una alfabetización digital para poder acceder asertivamente al modelo educativo en línea, el reto al que nos enfrentamos socialmente es el de transitar a la sociedad del conocimiento, donde los estudiantes y docentes desarrollan las competencias necesarias para desenvolverse, la alfabetización digital deberá empezar desde temprana edad, no en el contexto de saber utilizar una computadora, si no desde la estrategia de formar un conjunto de destrezas y habilidades, debemos dejar atrás el competir con las personas, se nos exige evolucionar a un esquema colaborativo en grupos heterogéneos. 

Sin embargo, el cambio positivo y adaptación no será sólo en lo individual y en el núcleo familiar, se debe contar con el apoyo de un gobierno que no estigmatice el uso de la tecnología, que fomente nuevos esquemas de educación y también de atención, con visión profesional y responsable en el uso de la tecnología, no desde la perspectiva simplista de ofertar trámites digitales, si no desde la estrategia de armonizar las plataformas de diferentes niveles de gobierno (federal, estatal, municipal). Se requiere de una sociedad participativa donde los esfuerzos no sigan haciéndose de forma aislada, veamos los ejemplos de sociedades que definieron un conjunto de estrategias colectivas, alcanzables y de impacto positivo, que fomentaron una mayor productividad en menor tiempo, sólo la suma de esfuerzos y con el uso asertivo de la tecnología nos permitirán ser competitivos ante la nueva realidad que se avecina en la etapa “postcovid”

@macias_eugenia1