Hace unos minutos leí una nota sobre que la editorial más importante planea vender directamente sus libros en su página para ya no tener a las librerías como intermediarias, ¡la traición! Las librerías han hecho a las grandes editoriales lo que son ¿y ahora planean robarle el mercado?
Seré honesta, la mayoría de las librerías en México aún no entienden “el mundo moderno”, excepto la más famosa, llamada como un pacifista de dudosa moral. Muchas siguen trabajando como lo llevan haciendo desde hace 20 o 30 años y en esta pandemia, se vieron rebasadas por esta modernidad. Más de una vez leí las críticas por su ineficiencia para cumplir con las fechas de envío y sé, que en sus más altos mandos, no planeaban cambiar porque “la gente nunca va a dejar de ir a las librerías” pero no contaban con la astucia del COVID.
Penguin random house es un tiburón, ha ido por el mar editorial comprando muchas pequeñas editoriales, los libreros (SÍ, yo me considero una infra librera) odiamos esta editorial en silencio, ver desaparecer esas pequeñas editoriales que le dieron las primeras oportunidades a muchos autores, duele, pero al mismo tiempo este tiburón tiene la posibilidad de ofrecer libros más baratos que los que estas pequeñas editoriales publican. Moral contra economía, la lucha que nos ha pegado a todos y que, seamos honestos, generalmente gana la economía.
No puedo evitar pensar en las tiendas de discos. Recuerdo cómo primero decías: “oh por dios, cerró esta tienda”. Era casi increíble que el lugar a dónde casi por manda comprabas tus discos (sí gente de Puebla, yo llegué a ir a Discotron en el centro) y caí en shock cuando cerró. Luego quedaron las pequeñas tiendas donde ibas por cds (aún recuerdo la emoción de que me compraran “anthology” de The Beatles) y abrir un cd era casi un ritual para sacar el folletito y llegamos a hoy en día en que esas tiendas ya también desaparecieron y ahora todo está en Spotify. ¿Será el mismo destino el de los libros? Cada día parece que eso será la realidad en el futuro cada vez más cercano.
Cómo ya les mencioné, para mí y para muchos, la experiencia de un libro nuevo es algo casi o más importante que la lectura en sí, para varios la visita a la librería, es igual de importante y nunca dejarán de ir a su tienda favorita a pasar tiempo leyendo contraportadas hasta encontrar al indicado. Pero no podemos negar que la tentación de ir a las páginas en línea donde puedes aprovechar un ofertón o meses sin intereses, es inevitable. Estúpido y sensual capitalismo, no es cierto, te amo capitalismo.
La industria librera es un juego sucio, aunque no lo crean, las editoriales dan a las librerías libros a consignación con diferentes descuentos para obtener una ganancia, pero si estas editoriales se vuelven competencia, la competencia se hace increíblemente injusta. Sí, hay una ley que controla el precio de los libros, en la cual se estipula que el precio base debe ser el mismo en todas las librerías del país, pero permitiendo que cada tienda ofrezca el descuento que ellos decidan. ¿Creen que una librería pueda ofrecer el mismo descuento que una editorial que tendrá una ganancia neta?
Si ya de por sí las pequeñas librerías han ido desapareciendo (un minuto de silencio por Librería Ángeles), estas nuevas medidas podrían acabar con los pequeños libreros que aún existen, que tienen que luchar de por sí con la piratería, porque la mayoría de esos libros que venden en los bazares son libros pirata. En Puebla la mayoría de estás librerías están o estaban en el centro histórico, que por meses estuvieron aisladas con las restricciones de acceso debido a la pandemia.
Los libros en papel serán eternos, pero la opción electrónica cada vez será más socorrida. Un ejemplo de ello son los libros técnicos (léase libros de texto o de consulta, no literatura) que en sus nuevas ediciones son la mitad o una tercera parte de lo que eran, ya que ahora te ofrecen un link para consultar información extra desde su sitio en línea o incluyen un código de acceso a actualizaciones posteriores. Lo que a los profesionistas les evita tener que ir a comprar el libro cada vez que hay una nueva edición.
Yo no soy nadie para decirles cómo adquieren sus lecturas favoritas, pero les pido consideren la opción de ir a las librerías, piensen en los trabajadores, más allá de los dueños. En esta pandemia, cómo muchas otras personas dedicadas a las ventas, se vieron afectados económicamente al no poder trabajar y no poder lograr obtener las comisiones de sus ventas. Sin escuelas presenciales las librerías perdieron, hasta el momento, la temporada más fuerte del año y estos meses previos a navidad serán muy difíciles. En especial quiero recomendarles librería León en pleno centro histórico, que ha sido un pilar de las librerías poblanas. Aún recuerdo que antes ibas al centro y al llegar a la 3 poniente recorrías librería por librería buscando un libro específico, algunas veces saliendo con otro que no sabías que necesitabas. Librería León es uno de esos lugares que no quiero ver desaparecer nunca, ya que además de ser manejada por excelentes personas, han demostrado su pasión por los libros y por Puebla.
angelica.lobato@criteriodiario.com

