También amo el fútbol

Angelica Lobato Torres Criterios

Uno de mis grandes traumas de la vida es que la gente se sorprende de cuánto amo el fútbol. Primero la sorpresa es porque soy mujer y la segunda es porque soy lectora. 

Aunque no me gusta el fútbol mexicano, siempre veo las liguillas. Soy una fiel seguidora de la Champions League y mis 2 grandes equipos son el Chelsea y en especial el Liverpool.  

Para muchas personas que se creen “intelectuales” por su gusto a la lectura, consideran el fútbol un gusto casi vulgar y de gente inculta. Para mí, es una pasión similar a la lectura. Me ha hecho reír, cantar (el You’ll never walk alone, antes de cada partido de Liverpool, que es el ringtone mi teléfono), de gritar, mentar madres y si, el fútbol me va hecho llorar (el majestuoso gol que Iniesta le hizo al Chelsea en la Champions de 2009, que hasta el día que me muera asegurare el árbitro le robó a los ingleses). Y sé que no soy la única. 

Esta semana con la muerte de Diego Armando Maradona, recordé que hace unos años tuve la oportunidad de leer el libro “El partido (del siglo). Argentina-Inglaterra” del autor Andrés Burgo (que en línea pueden comprar por $29), En qué habla del mítico partido donde ocurren los 2 momentos más importantes en la historia mundialista de Maradona: el gol más bello de la historia de los mundiales y la infame “Mano de Dios”. El libro nos cuenta desde el punto de vista de varios involucrados, menos Maradona, todos los pormenores que vivieron los seleccionados argentinos y el staff desde el primer minuto que llegaron a México. Cómo se clasificaron de milagro y como vivieron la “Ley de Murphy” en su máxima expresión. Todo lo que les podía salir mal, les salió mal… Aun así, fueron campeones del mundo. 

Otro libro relacionado al fútbol que pude leer fue “Fiebre en las gradas” de Nick Hornby. En una especie de autobiografía, el autor nos deja ver cómo su amor por el equipo Arsenal de la liga inglesa, controla su vida desde que es niño, afectando todas sus decisiones en base los juegos del equipo, cada momento de su vida lo relaciona con algo que vivió en su fanatismo. Hornby alguna vez dijo: “Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo”. Creo esto aplica para todas las aficiones. 

Otros autores que han escrito sobre el fútbol son Eduardo Galeano y Juan Villoro. Ambos han escrito de fútbol desde el punto de vista social. Villoro, en su libro “Balón dividido” trata de dar respuestas a cuestiones de fútbol que nos tardamos mucho tiempo en tomar en cuenta, como el hecho de que hay más países que forman parte de la FIFA que los que forman parte de la ONU; también que el fútbol tuvo que inventar su propio idioma, el de las tarjetas amarilla y roja, para eliminar confusiones entre equipos que no hablaban el mismo idioma. Además de hablar de varios jugadores, entrenadores y aficiones. Galeano escribe más profundamente sobre la cuestión política del fútbol, desde los casos de corrupción en FIFA hasta como el fútbol ha sido usado como cortina de humo por políticos que han llegado a ser Presidentes. Cómo el fútbol ayudo a algunos jugadores a huir de dictaduras o como a pesar de que países se encontrarán en guerra, cualquier batalla se podía detener durante 90 minutos para ver a las 2 secciones luchar de manera pacífica. “El fútbol a sol y sombra” es una lectura obligada para fanáticos y puedo decir hasta para los que no les gusta el fútbol. 

Al final del día creo son pocos los que, aunque no les guste, han logrado no gritar un gol. El fútbol te hace sentir parte de un grupo, en que el rival, no importa quién sea (en mi caso mis abuelos que son Barcelonistas, iugh) sea el enemigo. Pocos son los que no se han burlado de alguien porque su equipo perdió, o los que no hemos tenido que aguantar esas burlas cuando nuestro equipo pierde. Para cerrar esta columna dejaré una cita del ex-jugador Arrigo Sacchi: “El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes”. 

angelica.lobato@criteriodiario.com