El reto de vacunar a todos

Criterios Pablo Aréchiga Fernández

Incluso sí se tiene el presupuesto y los recursos para almacenar, transportar y aplicar vacunas a todos los mexicanos, el hacerlo supone un reto enorme, en el que es necesario diseñar e implementar mecanismos operativos eficientes y que sean acordes a la realidad de México.  

La pandemia de COVID-19 ha dado sorpresas en más de un sentido: ha evidenciado la fragilidad del modelo económico imperante en el mundo y la debilidad de las instituciones públicas y los Estados, sobre todo de los sistemas de salud, de la enorme desigualdad y la disparidad regional que hay en México y en varios países del mundo, ya que ningún país estaba preparado para enfrentar una contingencia sanitaria de tal magnitud.  

El Gobierno Federal decidió como prioridad (y por justicia), después del personal de salud, vacunar a todas las personas mayores de 60 años, lo que supone un reto enorme, se habla de más del 11% de la población de nuestro país, es decir casi 14 millones de personas, repartidas en las más de 190 mil localidades. De ellos, sólo 6% son derechohabientes y/o pensionados por IMSS, ISSSTE, ISFAM, PEMEX o alguna otra institución de seguridad social e incluso, muchos de ellos voluntariamente no son beneficiarios de la pensión para adultos mayores del Gobierno Federal. 

Además, por razones naturales, es la población que tiene más probabilidades de requerir ayuda para trasladarse y al no ser nativa tecnológica, tiene menos probabilidades de utilizar las redes sociales como medios de información. Aunado a ello, los datos del censo del año pasado publicados por el INEGI evidenciaron que muchas de las personas que hablan alguna lengua indígena son adultos mayores, lo que dificulta más la comunicación con ellos. 

Al mismo tiempo, las dinámicas familiares en nuestro país generan que la inmensa mayoría de los adultos mayores en México estén en casa, en contraste con países como Alemania que, facilitando al menos un poco el camino, inició sus procesos de vacunación en asilos y estancias de día. Sumando a las dificultades, es prácticamente imposible hacer convocatorias masivas esperando que los adultos mayores convocados lleguen solos: la población más vulnerable a las afectaciones por COVID-19 que debe salir a vacunarse, es precisamente la que no debe hacerlo y quedarse en casa.  

Es por eso por lo que, vacunar a todas las personas mayores de 60 años sin riesgos de generar mayores contagios, requiere una planeación y una logística para la que ningún gobierno está preparado. En México, el Gobierno Federal habilitó un sitio de internet que debe ir mejorando pronto, los servidores de la nación están contactando a las personas susceptibles de ser vacunadas en este momento, algunos Gobiernos (como el de Puebla) pusieron a disposición el Sistema Estatal de Salud completo para apoyar en la vacunación y es probable que aún con todos estos esfuerzos sumados, no va a ser suficiente si no cooperamos todos en la manera en la que podamos: ayudando a la inscripción para la vacuna, difundiendo o clarificando información, e incluso ayudando en traslados a quien no pueda hacerlo por sí solos.  

Problemas tan grandes requieren de la cooperación de absolutamente todos los miembros de la sociedad, hay quienes sin ningún escrúpulo pretenden descalificar los esfuerzos del Gobierno Federal para obtener beneficios políticos, cuestionando los alcances del Estado para la aplicación de las vacunas, sobre todo en año electoral, pero este no es el momento ni la razón.  

No es una exageración decir que nos va la vida en poner todos de nuestra parte para que todos logremos estar vacunados lo más pronto posible.  

@pabloarechiga