Los rastros de la Diocesis Tlaxcalensis

Criterios Jaime A. Romano

En la época de la Nueva España los territorios religiosos se establecieron mediante las llamadas “Diocesis”, siendo que dos años antes de la caida de México-Tenochtitlan es creada mediante Bula Papal la Diocesis Carolensis (nombre que honraba al emperador Español Carlos V) en los territorios de la península de Yucatán. Posteriormente amplían el territorio de cobertura de la misma a las zonas de Oaxaca, Veracruz, Tabasco y Chiapas. Así que la historia avanzó hasta que la sede fue llevada al Estado de Tlaxcala, y  con la fundación de la Puebla de los Ángeles y con las altas expectativas que se tenían de dicha ciudad, la sede de la Cátedra del Obispo fue trasladada a la Puebla.

Quizás ahora vemos las líneas territoriales marcadas, vemos tradiciones diferentes, costumbres diferentes, entre los Estados vecinos, pero en algún momento “religiosamente” erámos el mismo territorio, y evidencias quedan hasta el día de hoy en nuestra historia, y como siempre, en el arte.

Como en algún momento comentaba en este espacio, la Ciudad de Puebla es privilegiada en el aspecto de los Santos Patronos que la custodian, no solamente la Inmaculada Concepción, San Cristobal, Santa Teresa o Santa Rosa, sino el Arcángel Miguel también, solo basta voltear al zócalo de la capital para ver quien corona la famosa fuente que está en el el centro del mismo.

Así 100 años después de las famosas y “milagrosas” apariciones de la virgen de Guadalupe a San Juan Diego, en el cerro cercano al sitio arqueoógico a Cacaxtla en Tlaxcala (aquél que tiene los increíbles murales policromados y que podemos apreciar paralelo a la autopista México Puebla gracias a la estructura que cubre el sitio) sucedió un milagro. A Diego Làzaro de San Francisco se le presentó el Arcángel Miguel, indicándole dónde debía perforar para encontrar agua de vida, o agua de sanación. Comenzado con una devoción importantísima en la localidad, que al día de hoy sigue viva. Devoción que el mismo Juan de Palafox promovería para que peregrinaciones llegaran a la localidad a buscar el agua milagrosa, que según las promesas hechas por el Arcángel curaría toda enfermedad.

Lo curioso es que dentro de la Catedral de Puebla se encuentra una pintura que narra este hecho, en el lado del Evangelio ( el lado que da a la 3 oriente) en dicha entrada se encuentra la representación que a continuación se adjunta:

Foto: Jaime A. Romano

Dicha imagen no solo plasma el hecho, sino que incluye al costado del rayo de luz que “bendice” el agua la leyenda: “ESTA ES LA LUZ QUE DIOS ME COMUNICA QUE BAJA A SANTIFICAR EL AGUA”  palabras que según la leyenda dijo el Arcángel en la aparición. Y de igual manera es testigo del hecho ya que en el texto de la esquina inferior derecha establece que “El Gloriosisimo Arcángel Señor San Miguel, Patrón Universal de la Santa Iglesia Católica y primario de esta Ciudad de los Ángeles apareció el día 8 de Mayo de 1631, en el lugar donde está su Santuario y descubrió el agua milagrosa, que Santificó la virtud del Cielo, para generar medicina de todas enfermedades temporales y Espirituales”, siendo quizás una de las narrativas más explícitas del hecho. Y un modelo que sería tomado para repetirse en varias ubicaciones.

Este es otra de las pequeñas muestras en las que la Catedral Metropolitana de Puebla, no solo es un templo de culto vivo, sino que es testigo y guardián de la historia de Puebla y sus alrededores, conservando imágenes que contibuyen a la comprensión de las tradiciones y de la vida de la comunidad y que muchas veces quizás no nos detenemos a analizar el contenido de las mismas.