Almoloya-Trinitarias

Criterios Jaime A. Romano

Un espacio ha permanecido entre sombras desde hace varias décadas, y es que desde su clausura en los años 80’s ha sido un sitio histórico que tiene una relación complicada con los Poblanos.

Comencemos con la historia del lugar, ubicado en la famosa zona de San Francisco, a pocos pasos de la Iglesia que le da nombre al barrio y en la ubicación privilegiada cercana al sitio fundacional de la ciudad de Puebla, los lavaderos de piedra fueron testigos y cómplices de las Poblanas que llevaban a lavar su ropa a un costado del río de San Francisco y que ahí incadas, contaban sus vidas a sus vecinas de labor.

A partir de la fundación de la ciudad y conforme la misma crecía, se tuvo la necesidad de un espacio donde las personas lavaran su ropa, y recordando que el boulevard 5 de mayo era la ubicación del río de San Francisco, las personas lavaban a la orilla del mismo. Como quizás podemos imaginar quienes se acercaban a la orilla del río muchas veces no llevaban suficientes prendas encima, y a su vez permitían que los niños que las acompañaban jugaran alrededor en paños menores o quizás sin ellos. Así para evitar el escándalo y conservar la moral de la ciudad, se decidió encontrar un espacio digno. Por lo que a mediados de 1800 se construyen los lavaderos en la ubicación que se encuentran el día de hoy, proporcionando un espacio público pero a la vez privado, alejado de la vista, para que se pudiera lavar. Se convirtieron en unos lavaderos muy populares, atrayendo a la población que solía esperar y hacer fila para usar las instalaciones, o tender su ropa en los jardines aledaños, mientras comentaban los recientes sucesos de la Puebla o se platicaban sus vidas, contando el famoso “Chisme de lavadero”.

Foto: Jaime A. Romano

Este espacio histórico que operó por poco más de 200 años quedó en silencio por muchas décadas y recientemente, dado en comodato para guarda como ha sido publicitado una y otra vez en la prensa en los recientes días. Hoy los poblanos podemos ver y apreciar un testigo más de la historia de Puebla, recorrer un lugar que guarda sin duda miles de historia de quienes lo usaron por años, pero habrá de tener cuidado y recordar que no por ser un sitio que siguió vigente hasta hace 40 años quiera decir que no es frágil o que no es para cuidarse. Es un sitio histórico que merece el cuidado y respeto de cualquier otro, merece tener la debida vigilancia y conservación.

Continuando con los espacios reabiertos para los Poblanos, aledaño a los lavaderos y junto a las instalaciones del hotel que es ahora vecino de dichos espacios se encuentra la llamada “plazuela del Cirineo” junto a lo que era la capilla del Cirineo, un antiguo espacio que era parte integral del viacrucis de la Ciudad, ahora capilla dedicada a la Medalla Milagrosa, una bella construcción que luce un color bugambilia inconfundible que contrasta con los cielos poblanos y que conecta el recorrido de los lavaderos hacia el jardin de trinitarias.

Foto: Jaime A. Romano

Por último, entre los presumidos logros de la recuperación del 2022, tenemos el afamado jardin de Trinitarias, un gran espacio que formaba parte de la gran historia conventual del templo de San Francisco y el Convento de las Hermanas Trinitarias, espacio que por tiempo estuvo bajo el cuidado del Centro de Convenciones, en donde se desarrollaron diversos eventos, ferias y más.

Ahora presenta a los poblanos la oportunidad de recorrerlo y aprender de la historia de Puebla, conocer las antiguas celdas de la Orden Franciscana, así como hasta apreciar el espacio donde pasó sus últimos días el famoso Beato Sebastián de Aparicio.

Teniendo grandes ejemplos de arquitectura Poblana, rastros de pintura mural, pequeños ejemplos de pisos de mosaico, tuberías de barro entre muchos más elementos arquitectónicos que sin duda dejan boquiabiertos a quienes admiran la historia a través de los mismos.

Foto: Jaime A. Romano

Confieso que si es de admirar la recuperación de los espacios, así como la democratización de los mismos, acercar a los Poblanos a estos lugares que forman parte de la cultura de la ciudad así como de la historia de la misma es importante para la formación de la identidad. Solo que el temor que conlleva es la conservación y el cuidado de los mismos, tristemente como ciudadanos no sabemos respetar y hasta ahora los espacios carecen de botes de basura, señalización clara, restricciones sobre el tocar, trepar, ubicación del recorrido entre muchas más… Espero sean cosas que puedan irse rectificando con el tiempo y podamos presumir de un lugar más que cuente la riqueza de nuestra ciudad.