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Del arte y las élites “cultas”

Articulos Criterios V de Vendetta

“Esfuérzate por mantener las apariencias que el mundo te abrirá crédito para todo lo demás”.

Winston Churchill

Las posesiones de arte como forma para comunicar poder.

Las colecciones de arte, tales como esculturas antiguas, cuadros, y demás conjuntos de obras artísticas representativas o asociadas a alguna etapa histórica de las diferentes civilizaciones hasta la fecha descubiertas, han sido objeto de transacciones de todo orden en el entramado de placeres y negocios de hombres y mujeres en su mayoría, denominados como cultos, y que finalmente, han buscado exhibir su capacidad adquisitiva y quizás con igual o mayor importancia, lograr su ingreso al círculo de hombres y mujeres intelectuales, de clase y de buen gusto de la época.

Sin ir muy lejos, los nobles y aristócratas de diferentes épocas de las sociedades occidentales y orientales, adornaban con orgullo y como muestra de su capacidad económica o de acceso al arte, autorretratos o pinturas especialmente encargadas, las cuales hacían parte de sus más importantes pertenecías y eran heredadas, o en otros casos, eran valiosos obsequios para personajes importantes como bien lo describe Maquiavelo en la dedicatoria de El Príncipe, en la que el florentino le deja en claro a Lorenzo de Medici que el arte es una de las formas en las que se pretende halagar.

Otro ejemplo de mayor precisión es el relacionado con las galerías pontificias en la ciudad del Vaticano, las cuales, fueron llenando sus salas con obras de arte invaluables, lográndose esto por razones directas y representativas de poder.

Quizás la mayor construcción humana de arte y poder actualmente visible, es la ciudad del vaticano, la cual es inmensamente rica, siendo uno de sus grandes activos, los museos del vaticano, que cuentan con una ostentosa compilación en diferentes salas de arte de todo tipo, de muchas épocas, civilizaciones y de grandes artistas, la cual es resultado de las diferentes colecciones de cada papa que existió, siendo originariamente, una iniciativa del Papa Julio II en los años 1500, quien decidió crear un espacio exclusivo para coleccionar estatuas clásicas de la Iglesia Católica, y construyéndose el primer museo del vaticano, entre los años 1774 y 1799 por órdenes de los Papas Pío y Clementino, tradición que en adelante los sucesivos papas continuaron emprendiendo., alcanzando las inauguraciones de diferentes salas de arte, importancias descomunales, en eventos de gala con filarmónicas y presencia de las más altas personalidades del momento.

Concierto de la Orquesta Sinfónica de la RAI dirigida por Leonard Bernstein en el Aula Pablo VI en la inauguración de la Colección, 23 de junio de 1973. Fuente: Vaticannews.com.

En la actualidad, dicha relación entre arte y poder, continúa siendo necesaria para ingresar a constructos humanos de limitado acceso, en palabras simples, a elites y minoritarios grupos sociales de prestigios y con aparente riqueza, donde coleccionar arte es una posesión de tipo intelectual y que presupone que su propietario es merecedor de participar en mesas de hombres y mujeres cultos.

No en vano, se observa en casa de ricos, colecciones de arte principalmente contemporáneo, como mensajes de buen gusto y de intelectualidad, y quizás con mayor visibilidad, museos públicos abiertos a todo quien quiera conocer de las obras recopiladas por acaudalados, como el Museo Soumaya en la Ciudad de México y otros, donde el mensaje también consiste en la ratificación del ilimitado poderío económico, relacionista y posiblemente, pseudointelectual necesario, para lograr adquirir innumerables obras de arte.