¿Ya pusieron su ofrenda? Porqué yo no, se han comprado algunas cosas pero con el tiempo las visitas que esperamos se han hecho más y lo que antes era un pequeña ofrenda ahora parece buffet o comedor industrial, y me he dado cuenta que aunque muchas tradiciones mexicanas se han perdido, la ofrenda es algo que si bien no todos siguen poniendo, es una de las tradiciones que más se conoce y se respeta, por nacionales y extranjeros.
Si, la traición se retomó en los últimos años gracias a Disney, estoy muy segura de que más de uno aprendió más del significado de la ofrenda por “Coco”, que por lo que aprendieron en su vida. En mi casa por ejemplo, no se nos explicó gran cosa, es más no recuerdo que alguien le hiciera mucho caso más que mi mamá, ponía las fotos, el agua, cigarrillos y hojaldras; a veces uno que otro dulce y por ratos un poco del delicioso incienso que mi hermana odia pero ponía porque como diría ella: “tenía ese olorcito que le chifla” y a mi también me chifla. Sin embargo, desde que la ofrenda fue dedicada a ella, y después de que ella llorara viendo “Coco”, la ofrenda es un asunto de importancia primordial, este año, por primera vez incluiremos al abuelo.
Un libro que muero por leer es “Sabrosuras de la muerte”, escrito por Adela Fernández, hija del actor Emilio “El Indio” Fernández. En el ella explica que los altares, además de ser bellos, son un enlace entre vivos y muertos, es una manera de pagar una deuda que los vivos tenemos con los que ya no están. ¿Cómo es que uno llega a dedicarse más a la muerte que a la vida misma? Se preguntaba Adela, al tener siempre la idea de encontrar cosas que terminarían en el altar de muertos de ese año. Este libro contiene recetas de platillos mexicanos y se entrelazan con historias de “la casa del Indio”, el famoso director de la época de oro del cine mexicano.
Otro aspecto que aparece cada día de muertos en México, que está unido a casi cada altar y decoración no relacionada a Halloween de la época, que es “La Catrina”. A mí, cuando era una pequeñuela, me daba el susto ver las imágenes de la huesuda con su enorme sombrero, que por algún motivo recuerdo que es morado; creo aún me da algo de miedo, pero también me encanta verla como algo tan normal. Sí, yo sé que mi obsesión con la muerte no es normal, pero La Catrina es normal
“Buril y Vitriolo” es un libro que contiene varias imágenes del famoso grabador mexicano: José Guadalupe Posada. Se cree realizó unos 20.000 grabados a lo largo de su vida, con la imagen de esta calavera hizo retratos, caricaturas, recreaciones de acontecimientos históricos o sucesos trágicos, etc.
Sin embargo, esa Catrina y las tradiciones del día de muertos, nos dan una falsa identidad a los mexicanos; como sociedad podemos decir que nos burlamos de la muerte, pero eso es falso. Los mexicanos le tenemos miedo a la muerte como en muchas partes más del mundo, tan claro es como que a la gente no le guste hablar de lo que desea hacer o que hagan cuando uno muera, es más nadie dice: cuando pongan mi altar, quiero que pongan esto; hablar de cuando uno muera es llamar a la muerte y nadie quiere morir aún cuando sabemos que lo único de lo que no podemos escapar.
Por eso les pido, que si esta en ustedes y recuerdan esta columna, cuando yo me muera, pongan un bubulubu, unas naranjas de azúcar, si se puede unos 4 kilos, mejor, no vaya a ser que se me acaben y unas emperador de chocolate, prometo no robarles toda la esencia. Felices visitas de sus familiares.