There are places I’ll remember…

Criterios Cynthia Saes

Existen varios sitios que a lo largo de nuestra vida se vuelven especiales, para mí, el cine ha sido uno de estos lugares. Además de considerarlo de primera necesidad; desde que tengo memoria, es el lugar en el que me he refugiado cuando estoy triste, el lugar al que puedo ir a pasar el rato, el lugar en el que puedo desconectarme, distraerme y conocer otras realidades; o como dice la escritora Fran Lebowitz, “el cine es el lugar en el que la gente entraba para refrescarse” ya que era de los primeros y pocos espacios que contaba con aire acondicionado.  

El cine, para cada uno de nosotros, ha tenido un impacto diferente. Para mí, es algo esencial desde siempre, gracias a mi mamá. Recuerdo haber pasado domingos enteros con ella en los cines de la Noria viendo dos o tres películas por día. Antes de que existieran los complejos cinematográficos en Puebla, seguramente varios recuerdan haber visto películas en los “Cinemas Gemelos”, en los “Cinemas Dorados” o en el “Cine Puebla”; sus padres y abuelos tendrán referencia de otros cines que existieron en la ciudad, que lamentablemente nosotros ya no pudimos disfrutar, como el “cine Coliseo”, el “cine Reforma” o el “cine Colonial”.  

¿Recuerdan cuándo había intermedio en las películas y salías a comprar dulces, rellenar tus palomitas o ir corriendo a intentar tocar la pantalla? En la Ciudad de México existían también varios complejos cinematográficos icónicos por su arquitectura, como el “cine Teresa”, el “cine Ópera”, el “cine Cosmos”, el “Palacio Chino”, el “cine México”, el “Metropolitan”, entre otros.  

Con la llegada de los multicinemas a los espacios dedicados al cine se les decidió dar vida de una manera diferente, algunos continuaron exhibiendo películas, pero sólo para adultos, algunos fueron demolidos y se convirtieron en espacios para departamentos, otros son ahora tiendas de telas, y otros más se convirtieron en espacios de recreación.  

En la película “Roma” de Alfonso Cuarón, podemos ver cómo operaba el ahora teatro “Metropolitan” cuando era un cine. Nos da una idea del gran complejo que era, con capacidad para más de 3,000 personas por función, el edificio tenía y mantiene, una arquitectura única y seguramente fue testigo de varias historias como la de “Cleo”.  

Con la llegada de la pandemia, llegó también el cierre de los complejos cinematográficos en el mundo, muchos de estos cines exhibieron por última vez una película el año pasado. Ayer el “Cinerama Dome de Hollywood”, uno de los cines más bonitos del mundo, anunció que cierra sus puertas para siempre. Es el cine que aparece en la última película de Quentin Tarantino “Once upon a time in Hollywood”.  

Las circunstancias de cierres de los cines antes mencionados fueron diferentes, pero no deja de ser una noticia triste. Varios de estos lugares significaron mucho para nosotros, para nuestros padres o abuelos. Fueron lugares que sin saberlo se convirtieron en parte de nuestra historia, donde hemos vivido la gran experiencia de ver cine, donde vivimos y pasamos grandes momentos, donde lloramos, donde pudimos conocer otras realidades y vivir otras historias.  

En la película “Cinema Paradiso” entendemos el valor de estos lugares, que recordamos, echamos de menos y que significan algo. 

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Cynthia Saes